La intervención ha tenido lugar en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), donde se ha procedido también a reparar la antigua peana procesional de la obra, y ha resultado especialmente laboriosa dado el precario estado de conservación en que se encontraba la imagen, fruto de una pésima restauración efectuada en el año 1976 y del lógico desgaste causado por el paso del tiempo.

Los trabajos han consistido en la retirada de los tirantes de hierro con que el Nazareno se hallaba fijado a la peana y su sustitución por otros de acero inoxidable. También se ha procedido a retirar la tela que se encontraba adherida al dorso de la talla, lo que ha supuesto el descubrimiento del cuerpo original, muy atacado por los xilófagos y deteriorado por la adición de postizos y elementos metálicos. Tras el debido saneamiento de la madera, se ha reconstruido la estructura primitiva de la efigie, se han reforzado sus ensambles y la sujeción de la cabeza al cuello, y se han labrado nueva peana y brazos articulados a la altura de los hombros y los codos.

Respecto a la policromía original de la efigie, ha sido rescatada tras eliminar los numerosos repintes bajo los que se hallaba oculta. Así mismo, se han realizado nuevas cogidas para el juego de potencias y un nuevo sistema de sujeción de la cruz al cuerpo del Nazareno.

La imagen del Dulce Nombre de Jesús Nazareno es una excelente escultura de vestir que mide 160 cm de altura y fue realizada en torno al año 1675 por un miembro del Círculo de Pedro de Mena. Lleva peluca de pelo natural y posee la cualidad de imagen-sagrario, ya que en la zona izquierda del pecho está provisto de un orificio que ha sido utilizado como expositor del Santísimo y que también ha sido reparado. Procesion junto a una figura de Simón Cirineo, labrada en el año 1920 por el escultor e imaginero valenciano Pío Mollar.