Hoy se ha presentado y bendecido en el templo de San Antonio de Padua, de la ciudad costera de Motril (Granada), la última incorporación al conjunto escultórico de la Santa Cena, cuya ejecución está corriendo a cargo del escultor e imaginero granadino desde la primera de sus figuras en el año.

En este caso, el apóstol es San Simón, también llamado San Simeón, el apóstol más desconocido de todos. Se trata de una imagen de vestir de 130 cm de altura, tallada en madera de cedro y pino, policromada al óleo bruñido, siguiendo la técnica tradicional de la Escuela granadina de escultura, y con ojos de cristal soplados y pintados por el propio artista.

Está caracterizado como una persona de cierta edad, con un tratamiento especial de la superficie de la piel para mostrar la textura propia del envejecimiento. Es una figura de marcado carácter barroco, que aparece en el conjunto sentada y con un gran movimiento contrapuesto del eje torso-piernas-cabeza. Sus manos, entrelazadas e implorantes, parecen querer retener el irremediable destino del maestro.

De hecho, los ojos del santo, muy abiertos y expresivos, se dirigen directamente la figura de Cristo (Señor de la Fe), el centro de la composición, y dejan entrever una melancólica tristeza y un profundo mundo interior. Su ubicación en el grupo será junto a San Juan Evangelista, en el lateral derecho.

A Simón se le apoda el Cananeo o el Zelote para diferenciarlo de Simón Pedro. Los zelotes formaron una facción radical del judaísmo, que acabó siendo exterminada por su rebeldía contra Roma. Últimamente una teoría lo identifica con Simón, primo o hermanastro de Jesús. Su atributo es la sierra, ya que una tradición habla de su martirio en Persia al ser cortado su cuerpo por la mitad con una sierra de leñador.