LA COLECCIÓN BERTRÁN. LA MEMORIA DE UN LEGADO FAMILIAR

23/06/2023


 

 

Autores como El Greco, Francisco de Goya, Anton Raphael Mengs, Juan de Zurbarán, Alejo Fernández o Vicente López, así como piezas de cerámica, todas ellas obras realizadas entre los siglos XVI y XIX, configuran la selección de la Colección Bertrán, una de las colecciones privadas de arte hispánico y el Barroco europeo más relevantes de Cataluña, que se expone desde hoy viernes, 23 de junio, y hasta el próximo 8 de octubre en el Museu de Maricel (Carrer de Fonollar s/n, Sitges, Barcelona).

La Colección Bertrán. La memoria de un legado familiar es la primera de una serie de exposiciones sobre colecciones catalanas, que Museus de Sitges, institución que engloba a todos los museos de la localidad, dedicará a colecciones privadas catalanas y que, mediante la generosa colaboración de sus propietarios, permitirán al público conocer una parte fundamental del patrimonio. Puede visitarse de martes a domingo, en horario de 10:00 a 19:00 horas (lunes, 24 de agosto y 11 y 23 de septiembre: cerrado).

Las salas del Museu de Maricel (Sitges, Barcelona) son el escenario en el que lucen pinturas de artistas de proyección universal en la historia del arte hispánico. 22 obras comprenden una muestra comisariada por Ignasi Domènech y Nadia Hernández. Entre las creaciones expuestas destacan "San Juan Bautista" de Alejo Fernández, "Cristo con la cruz a cuestas" del Greco (imagen superior), "Naturaleza muerta" de Juan de Zurbarán, "Autorretrato" de Anton Raphael Mengs, varios retratos de Vicente López, pintor valenciano de Corte, o "Retrato de Rita Molinos" de Francisco de Goya. La muestra también presenta un conjunto de destacadas piezas de cerámica de Talavera, así como un objeto de cristal de roca cortado y grabado, realizado en Milán a mediados del siglo XVI, montado con plata y esmaltes en Viena a finales del siglo XIX.

La Colección Bertrán es el resultado del interés por el arte de tres generaciones de una misma familia. Se trata de una colección original en el panorama catalán y con identidad propia, puesto que no se inscribe en los criterios comunes del coleccionismo del país a principios del siglo pasado, basado en el interés por el arte medieval o la pintura de entre-siglos. Los Bertrán optaron por rodearse de obras de artistas hispánicos con reconocimiento internacional o bien de pintores europeos del Barroco, poco o nada representados en las colecciones públicas y privadas del país. Aunque su antecesor, Felipe Bertrán, adquirió algunas obras, fue José Bertrán y Musitu (1875-1957) quien la amplió de manera importante y creó también un interesante conjunto de cerámica de Talavera, manufactura poco presente en las colecciones catalanas del período. Varias adquisiciones realizadas posteriormente por sus sucesores han dado forma a esta original colección de arte.

La colección se construyó progresivamente para ser exhibida en el palacete neoclásico que el arquitecto Francesc Rogent construyó para la familia en la década de 1870 en el barrio del Putxet de Barcelona, ??entonces un lugar alejado de la ciudad donde algunas familias acomodadas barcelonesas construían sus casas de reposo. El palacete Bertrán todavía luce su esplendor junto a sus jardines de dos hectáreas de superficie.

Como hemos apuntado antes, La Colección Bertrán. La memoria de un legado familiar es la primera de una serie de exposiciones dedicadas a colecciones privadas catalanas organizadas por Museus de Sitges. Este programa pretende contribuir a la proyección de colecciones significativas en el universo catalán del arte y, al mismo tiempo, acercar sus obras al conjunto del público. La iniciativa entronca con la identidad propia de los museos de Maricel y del Cau Ferrat, nacidos, precisamente, a partir de la afición al coleccionismo de arte. Cataluña cuenta con una larga tradición en este ámbito a la que Museus de Sitges quiere hacer accesible al conjunto del público en próximas exposiciones, gracias a la colaboración de varios coleccionistas.

 

 

Josep Bertran i Musitu (1875-1957) emprendió de muy joven los caminos familiares del derecho y la política. Fue uno de los fundadores de la Liga Regionalista y diputado en las Cortes catalanas, ocupó el cargo de subsecretario de Hacienda en el Ministerio de Francesc Cambó, y fue designado ministro de Gracia y Justicia en 1922 durante el reinado de Alfonso XIII. Se casó con Maria Cristina Güell i López, hija del mecenas de Gaudí. El matrimonio fijó su residencia en la casa que el padre de Josep, Felip Bertran i d'Amat, había construido en 1884 en un terreno elevado del Putxet inusualmente dedicado al cultivo de flores gracias a la presencia de una caudalosa mina de agua. Confió el proyecto a Elies Rogent i Amat, fundador y entonces director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, que concibió un edificio clásico asentado sobre una de las terrazas orientadas en el sur. El interior se proyectó asimismo en clave clásica, alrededor de un patio central que cumple las funciones de salón. Muy entrado el siglo XX, Josep encargó al pintor Fèlix Mestres la decoración de este espacio con una representación noucentista de las artes y de las cuatro estaciones en tonos sepia. Por otro lado, emprendió la construcción de una gran explanada en la fachada principal, concebida en forma de terraza desde donde descienden dos escalinatas hasta un estanque de nenúfars. El proyecto incluía, además, esculturas de mármol y barro en la balaustrada que no hacían sino reforzar el espíritu italianizante de la finca. Con la dictadura de Primo de Rivera, Josep se distanció de la actividad pública y se entregó a su bufete y a otras actividades empresariales. Este alejamiento acabó siendo definitivo en 1931, cuando fue proclamada la Segunda República. Su adhesión a la monarquía lo llevó al extremo de abandonar el país e instalarse en París, donde trabajó como consejero jurídico y financiero. Al estallar la Guerra Civil, su residencia fue decomisada por diferentes organismos hasta que se instaló en ella el Ministerio de la Guerra del Gobierno de la República. Previamente, el Servicio del Patrimonio Histórico, Artístico y Científico de la Generalitat Republicana había confiscado su colección de arte para salvaguardarla, la cual sería devuelta por el Servicio de Recuperación del Patrimonio Artístico al acabar el conflicto. Entonces, Josep no volvió a la casa del Putxet y prefirió instalarse en su residencia de la Gran Vía, esquina con Pau Claris, también concebida por Rogent y construida en 1872.

Josep Bertran y Musitu desarrolló una verdadera pasión por las artes e incluso practicó la escultura, primero con Eusebi Arnau y posteriormente con Frederic Marès. Fue en el estudio de este último donde creó las esculturas clásicas y elegantes que expuso en 1936 con motivo del Primer Congreso Jurídico Catalán, en las Galerías Layetanas. En cuanto a su faceta de coleccionista, manifestaba el mismo gusto clásico con que creó sus esculturas y, paradójicamente, una clara preferencia por la pintura. Josep era un experto conocedor del mundo del arte. Adquiría las obras para su colección a comerciantes nacionales, con el encargo específico de localizar lienzos de autores determinados y a través de marchantes internacionales, de forma que la compra también significara el ingreso de una nueva obra en el territorio español. Fue Josep Bertran quien introdujo a otro famoso mecenas catalán, Francesc Cambó, en el mundo del coleccionismo. Ambos siguieron el criterio de adquirir obras de los periodos menos representados en las colecciones catalanas.

Josep tuvo un interés preferente por la pintura de Vicente López, artista poco conocido en Barcelona a pesar de haber sido pintor de cámara desde 1815 hasta su muerte en 1850. De este artista llegó a poseer más de 30 obras, entre las que destaca el "Retrato del canónigo Liñán", adquirido directamente a la familia del prelado.

Entre las adquisiciones de Bertran i Musitu sobresalen otros retratos, como el "Autorretrato" de Mengs (imagen superior). Igualmente remarcable es la "Naturaleza muerta" o "Bodegón de vasijas" atribuido a Juan de Zurbarán, un regalo de Cambó en agradecimiento por una minuta nunca presentada por Josep, quien también inició una rica biblioteca, en la que destacan los textos legales, y también coleccionó cerámica siguiendo el gusto de la época; no obstante, a diferencia de otros coleccionistas coetáneos, se centró en la de Talavera y la del Puente del Arzobispo, reuniendo un conjunto excepcional de ejemplares únicos: ánforas ornamentales con asas antropomorfas, especieros decorados con mascarones en relieve, notables candeleros en forma de león y perro, etcétera. En menor medida le interesó coleccionar escultura, con una persistente inclinación por el mundo clásico y una clara voluntad de excluir la talla medieval, tan de moda en la época.

Tras su muerte, la colección de Josep se dividió entre sus dos hijos: Felip (1901-1965) e Isabel (1906-1983). Felip no mostró el mismo interés coleccionista de su padre, a pesar de que adquirió numerosos retratos románticos franceses e ingleses entre los que destaca el del conde de Orsay, de Thomas Lawrence. No obstante, sobresalió en el ambiente empresarial de la ciudad de Barcelona promoviendo el mecenazgo a través de la empresa. Su vocación de mecenas alcanzó diferentes causas, entre las cuales destaca la creación, en 1945, de la Germandat de Santa Maria de Poblet, institución que impulsó la reconstrucción del monasterio y de la cual ocupó la presidencia hasta su muerte. Una de las donaciones que hizo al cenobio es "Vista del monasterio de Poblet" pintada por un jovencísimo Mariano Fortuny.

José Felipe Bertran de Caralt (1926), nieto de Josep Bertran i Musitu, representa la tercera generación de coleccionistas. De muy joven adquirió el compromiso de reunir, preservar y ampliar el legado familiar, valorándolo con una mirada renovada. Abogado, empresario y mecenas, José Felipe ha sabido gestionarlo con un criterio moderno procurando adquisiciones cualitativas, caso de la Santa Inés atribuida a Francisco de Zurbarán, el "Cristo con la cruz a cuestas" del Greco, el "Retrato de Rita Molinos" atribuido a Goya -tal vez el que aparece inventariado en el año 1856 con la procedencia de un amigo del pintor- o el "San Juan Bautista" firmado por Alejo Fernández (imagen inferior).

 

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com