VISITAS GUIADAS AL CONJUNTO BARROCO DE SANTA MARÍA DE MATARÓ

10/01/2024


 

 

El Conjunto de los Dolores de la Basílica de Santa María de Mataró (Barcelona), joya del patrimonio arquitectónico de la capital del Maresme, reabre sus puertas al público para poder conocerlo de primera mano a través de visitas guiadas. El próximo sábado, 13 de enero, se inicia el calendario del presente año, que incluye dos visitas más durante los tres primeros meses de 2024. La novedad para este primer trimestre es el acondicionamiento de los accesos al coro de la capilla, con lo cual se completa la visita al conjunto.

Las visitas están organizadas por la Basílica y el Museo Archivo de Santa María, y ofrecen la posibilidad de descubrir uno de los grandes tesoros del barroco en Cataluña. Comenzado antes de la Guerra de Sucesión y finalizado dos décadas después, el suntuoso espacio conforma un extraordinario conjunto pictórico de gran calidad surgido del taller del célebre artista Antoni Viladomat (Barcelona, 1678-1755), considerado el mejor pintor del barroco catalán. Este patrimonio eclesiástico está declarado BCIN (Bien Cultural de Interés Nacional).

Ya está disponible el servicio de reservas para visitar el Conjunto (reserves.museuarxiu@gmail.com), con visitas programadas de 60 minutos de duración el 13 de enero, el 10 de febrero y el 9 de marzo a las 11:00 horas. Es necesario hacer reserva previa y realizar el pago por transferencia bancaria de forma anticipada. La entrada tiene un costo de 8 euros por persona, exceptuando a los menores de 12 años que tienen acceso gratuito. También se ofrecen visitas concertadas para grupos (máximo 25 personas) con solicitud previa y un costo de 60 euros por colectivo.

Según señalan los responsables del Museo Archivo, el pasado año 2023 aumentaron las visitas al Conjunto; en concreto, lo visitaron un total de 662 usuarios con un total de 18 visitas realizadas, mientras que en 2022 el total de visitantes fue de 519, lo que representa un crecimiento del 22% más que el año anterior. Además, también se han recibido grupos escolares, un total de 100 alumnos de secundaria.

En 1698 se colocaba la primera piedra del Conjunto de los Dolores de la Basílica de Santa María de Mataró (Barcelona), uno de los monumentos más imponentes y representativos de una época y de un estilo. Un vestíbulo y una reja distinguen hoy la basílica de la antigua capilla adyacente, la de la Congregación. Grandioso y luminoso al fondo, el retablo, presidido por una Piedad, mostrando la Virgen el corazón atravesado por siete espadas, recuerda al espectador a quién está dedicado este espacio, y si bien la perspectiva invita a quedarse embelesado por su visión, pronto las pinturas al temple de las paredes y de la bóveda adentran al visitante en una atmósfera de contemplación y silencio; se trata del Vía Crucis, un conjunto pictórico excepcional realizado por Viladomat y su taller, que puede observarse en las paredes laterales, y de un paisaje celestial, coronado por el Padre Eterno y el Espíritu Santo, en la bóveda.

La capilla es el primer contacto con el Conjunto. En la misma planta se encuentra la sacristía, antesala de dos mundos, de dos escaleras: una, austera y fría, desciende hacia la cripta, como recordatorio de cuál es el sino de la vida humana; la otra, de subida, con las paredes profusamente decoradas, invita a levantar la mirada hacia la Sala de Juntes.

Si bien la capilla fue concebida como un espacio de dolor, oración y silencio, la Sala de Juntes era el lugar de preparación, de reunión y debate, por ello las pinturas que la decoran representan la glorificación de María. Sin dejar de lado el claroscuro, la tragedia y la fastuosidad propias del Barroco, es la Asunción, rodeada de los apóstoles y de las cortes celestiales, lo que envuelve e hipnotiza al espectador en un pequeño receptáculo, trabajado con detallismo de orfebre, gran parte del cual también fue a cargo de Viladomat.

Más allá de su indudable valor artístico, el Conjunt dels Dolors es algo más que un espacio litúrgico, es un espacio de vida y encuentro, reflejo de una determinada manera de entender la fe y la espiritualidad y un valioso testimonio de cómo se entendía y vivía la religiosidad, en comunidad, a principios del siglo XVIII. Asimismo, más allá de pintores, escultores y arquitectos, el Conjunt dels Dolors es la celebración de la colectividad, de un proyecto común que evidencia que las verdaderas obras maestras son fruto del encuentro de diversas sensibilidades y formas de entender el mundo. 

Sería imposible hablar del Conjunt dels Dolors sin la Congregación que lo erigió, que llegó a reunir a más de 1400 personas de diferentes oficios y orígenes sociales bajo una misma devoción, los Siete Dolores de la Virgen María, una advocación que recuerda el sufrimiento de una madre por su hijo.

 

 

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