PROYECTO DE LIMPIEZA DEL RETABLO MAYOR DE LA CATEDRAL DE BURGOS
23/07/2020
El vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021, Antonio Miguel Méndez Pozo, y el presidente del Cabildo Metropolitano de Burgos, Pablo González Cámara, en representación de dichas instituciones, han firmado esta mañana un convenio para la limpieza del retablo mayor de la Catedral de Burgos. Así, la Fundación aportará un máximo de 93.000 euros para la limpieza profunda de esta obra manierista que preside la nave central, dentro de su línea de trabajo de recuperar el patrimonio catedralicio en el marco de los 800 años que la Seo cumplirá el próximo año 2021. Aunque el retablo fue restaurado hace cerca de veinte años, el polvo acumulado y las humedades lo han deteriorado hasta el punto de necesitar una limpieza exhaustiva. Los trabajos durarán tres o cuatro meses y la intención es que empiecen lo antes posible, en verano, para que el retablo luzca su nueva imagen ya en navidades. Durante ese tiempo, una gran lona con la fotografía del retablo cubrirá este espacio, de modo que el culto no se verá interrumpido y seguirá habiendo celebraciones, según ha explicado el deán de la Catedral. La limpieza del retablo mayor se unirá a otra serie de intervenciones que se han realizado en el templo metropolitano de Burgos en los últimos tiempos, como la restauración del trasaltar o la limpieza del coro. También la limpieza de los órganos o la restauración del pendón cristiano de Las Navas (ver enlace), sufragados por la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021. El retablo mayor se corresponde con el periodo clásico en su plenitud y comenzó su construcción hacia 1560 y se concluyó veinte años más tarde. La obra arquitectónica y escultórica fue planeada y dirigida por los hermanos Rodrigo y Martín de la Haya, en colaboración con otros artistas como Juan de Anchieta, Domingo de Bérriz y Simón de Bueras. En la policromía trabajaron los pintores Gregorio Martínez y Diego de Urbina, que la acabaron entre 1593 y 1596. Destacan la monumentalidad de las imágenes y la claridad compositiva y estructural del retablo. Una de las principales aportaciones de este retablo está en su organización arquitectónica, deudora de los gustos del Concilio de Trento, que emplea los tres órdenes clásicos (dórico, jónico y corintio) y se divide en tres calles y cuatro entrecalles o intercolumnios, divididos a su vez en cuatro cuerpos en las calles y en tres en las entrecalles. Está dedicado principalmente a la Virgen y tienen relevancia la Eucaristía y el santoral. En el centro del primer cuerpo se halla el sagrario, el más rico realizado hasta ese momento en el entorno burgalés, todo él decorado con relieves alusivos a la Eucaristía, obra de Domingo de Bérriz. En el segundo cuerpo se halla la imagen de Santa María la Mayor, patrona de la ciudad de Burgos, una magnífica obra de platería del siglo XV que pagó el obispo don Luis de Acuña. En el tercer y cuarto cuerpo se hallan los grupos de la Asunción y la Coronación de la Virgen, talladas por Juan de Anchieta. En la calle lateral, de arriba abajo, se representan magníficos relieves: Santa Ana, la Virgen y el Niño y el abrazo de Joaquín y Ana ante la puerta dorada del templo, el nacimiento de la Virgen y su presentación en el templo. En el lateral derecho, también de arriba abajo, aparecen Santa Isabel con su hijo Juan niño y la Virgen con el Niño; siguen la Anunciación, la Visitación de la Virgen a su prima Isabel y la Presentación del Niño en el templo. En los intercolumnios se halla el Apostolado y en la culminación, los Evangelistas, los Arcángeles custodios y la Crucifixión o Calvario. |
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