Conjunto escultórico para la Mezquita-Catedral de Córdoba que representa el misterio del Nacimiento de Jesús. Todas las figuras han sido talladas por el escultor e imaginero cordobés en madera de cedro real, con acabados de oro fino, estofados de temple al huevo y acabados de policromías al óleo en las carnes.

Es un grupo de tamaño natural. San José, por ejemplo, mide de pies a cabeza 170 cm. Todas las imágenes son de estilo barroco, elevadas sobre peanas ochavadas con patas de hojas de acanto doradas en oro fino.

Para su ejecución se estudió realizar una composición de ángeles elevando la cuna, situados alrededor de la misma y mirando al público, así como uno mirando atentamente al Niño y otro detrás de la cuna, alzando la estrella que guía a los Reyes Magos al portal. Además, se han realizado otros dos angelitos: uno a los pies de José, sujetando una vara de azucenas como símbolo de la pureza del santo, y el otro a los pies de María, sosteniendo una rosa que simboliza la virginidad de la doncella y la fragancia de su gracia.

San José ha sido representando con una edad madura, en actitud erguida y contemplativa, jugando con una postura de contraposto, dirigiendo su mirada misericordiosa al Niño, mientras que la Virgen aparece como una bella y dulce joven, sentada en un trono por su condición de Reina y Madre del Hijo de Dios, al que dirige también una amorosa mirada. El Niño está totalmente desnudo para demostrar su condición de hombre.

Los vistosos ropajes de la Sagrada Familia han sido trabajados con unas técnicas muy poco comunes hoy día en la imaginería contemporánea, empleando el artista unas grecas talladas en el estuco a base de bajorrelieves con motivos vegetales y ornamentales, todos ellos dorados en oro fino y acabados con mateadores.