NUEVA OBRA DE JOSÉ ANTONIO CABELLO

05/05/2019


 

 

Efigie realizada con la advocación de Santísimo Cristo de las Almas para la Pro-Hermandad del Traslado al Sepulcro de Córdoba. Se trata de una imagen de 190 cm de pies a cabeza, de talla completa y de bulto redondo. Ha sido labrada por el artista cordobés en madera de cedro real y presenta acabados de policromías al óleo siguiendo la técnica tradicional. La titular mariana de la corporación, Nuestra Señora de la Salud y Traspaso, obra también de José Antonio Cabello, fue presentada en La Hornacina el 15 de octubre de 2007.

Como es habitual en su iconografía, la hechura del Yacente se encuentra tumbada, estando más erguida la zona del torso para facilitar la visión del Cristo. Presenta un cuerpo bien anatomizado y definido, trabajado en una posición relajada ya que está pensado para la posterior incorporación de las imágenes que compondrán el misterio e irán sujetando la sabana que lo transporta al sepulcro.

En la imagen están presentes todos los signos de la Pasión: las muñecas ensangrentadas hacen referencia al prendimiento, el pómulo amoratado a la bofetada que le propinó Malco, los azotes en la espalda a la flagelación, los signos de la corona de espinas al escarnio, las rodillas ensangrentadas a las tres caídas camino del Calvario, los agujeros de las manos y los pies a la Crucifixión y la llaga del costado a la lanza de Longinos. Muestra también amoratamientos por distintas zonas del cuerpo, así como distintos regueros de sangre: más oscuros al estar la sangre más seca, y otros regueros de sangre más clara y liquida al ser una sangre que acaba de fluir, debido al movimiento que sufre el cuerpo al retirárselo a la Madre de los brazos.

La talla se acompaña de una policromía muy estudiada que da a la imagen un aspecto cadavérico, de tonos naturales, velada por tonos verdosos y azulados que resaltan el dramatismo, a lo que también contribuye el rostro con los ojos turbios y empañados, así como la boca entreabierta que deja ver la lengua y ambas coronas dentarias, lo que también da mayor expresividad a la imagen.

Pese a los mortecinos detalles anteriores, en todo momento su autor ha querido reflejar en un halo de dulzura para que, dentro de las secuelas del sufrimiento padecido, esta representación de Cristo yacente con destino al Traslado al Sepulcro de Córdoba sea una imagen que atraiga la devoción de los fieles. Un Cristo con los ojos entreabiertos, que aun muerto y en espera de la Resurrección, sigue contemplando las almas de sus fieles.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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