La muestra tiene lugar en el Museo Etnográfico González Santana, de Olivenza (Badajoz), y podrá visitarse hasta el próximo 30 de abril. Se organiza con motivo del cincuentenario de la fundación de la Cofradía de la Oración en el Huerto de la localidad, cuyos titulares fueron labrados por el escultor extremeño.

Componen el evento más de 75 piezas, realizadas en terracota, estuco y madera policromada, procedentes de diversas hermandades y colecciones particulares. Entre las obras expuestas, destacan los bocetos de las esculturas que decoran el retablo mayor del Santuario de Nuestra Señora del Rocío, en Almonte (Huelva), sin lugar a dudas la obra más ambiciosa del artista hasta la fecha.

Manuel Carmona Martínez (Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1938) llevó a cabo su formación con artistas andaluces como Manuel Escamilla, José Ovando, Juan Luis Vassallo o Rafael Barbero Medina. Su curriculum de obras es impresionante, desde los relieves y figuritas para numerosos pasos procesionales hasta el misterio completo de la Cofradía de los Salesianos de Málaga, pasando por el mencionado retablo para El Rocío.

Para El Rocío también realizó un impresionante Cristo crucificado imberbe de más de dos metros de altura que pudo verse en Sevilla con motivo de la Exposición Universal de 1992. El magnífico Cristo descendido de la cruz que procesiona sobre el regazo de la Virgen de la Amargura, de Dos Hermanas, también es obra suya.

Como hemos apuntado, para Olivenza labró el paso de misterio de la Oración en el Huerto, así como las dolorosas de la Esperanza y de las Angustias (esta última en la fotografía).

En el apartado de restauraciones, destacan las efectuadas al Cristo de la Caña Verde y al Cristo Amarrado a la Columna, ambas tallas portuguesas del siglo XVIII, también para Olivenza; la de la Virgen de la Soledad (siglo XVII), de Almonte, a la que además labró unas nuevas manos, y la del malagueño Cristo de la Oración en el Huerto, presentada este mismo año, al que ha modelado nuevo cuerpo anatomizado basándose en el primitivo que desapareció en los disturbios de la Guerra Civil.

El estilo de Manuel Carmona, muy personal, ha llegado a compararse con las maneras de Luis Ortega Brú en cuanto al atormentado barroquismo de sus obras y al violento dinamismo que presentan.