NUEVAS OBRAS DE ANDRÉS CARRASCO

Fotografías de Juan García (02/10/2024)


 

Nota de La Hornacina: noticia ampliada el 09/10/2024.

 

 
 
 
 

 

Óvalo central o gloria para el techo de palio de la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos de la Hermandad de la Sagrada Cena (Huelva). Nueva obra pictórica presentada el pasado 7 de octubre coincidiendo con la festividad de dicha advocación mariana, instituida por Santo Domingo de Guzmán a través de su orden.

La última pintura del artista murciano, realizada al óleo sobre lienzo, representa la visión del pontífice San Pío V, a quien, según las narraciones, se le apareció la Virgen intercediendo en la batalla de Lepanto a favor de la Liga Santa, de ahí que en la parte superior del lienzo aparezca María extendiendo su mano protectora sobre el ejército cristiano, mientras el Niño Jesús muestra el santo rosario como arma celestial que asegura la victoria sobre los otomanos. El trono de nubes de ambos se va oscureciendo conforme se acerca al bando contrario, señal de un desolador panorama de derrota.

En la zona inferior, de izquierda a derecha, avanza la Liga Santa con el barco de don Juan de Austria y las banderas de la Liga Santa. En el barco de otro noble militar, don Álvaro de Bazán, podemos ver la imagen de la Virgen del Rosario de Granada, que según la tradición, fue llevada a la batalla. En el lado derecho de la composición, vemos los barcos verdes del bando otomano, perdiéndose entre el humo y las llamas que anuncian su derrota.

Este evento va unido a la advocación de la Virgen del Rosario, pues el mismo papa San Pío V instituyó su celebración litúrgica el 7 de octubre coincidiendo con el aniversario de los sucesos de Lepanto.

 

 

Esta pintura, realizada al óleo sobre lienzo (93 x 72 cm), recrea a la Sagrada Familia con el Niño Jesús acompañado de la Virgen María y San José. Las tres figuras representan una Trinidad "terrenal", protegida en las aturas por la paloma del Espíritu Santo y la figura de Dios Padre, que forman la Trinidad "celestial".

 

 
 
 
 

 

La composición recuerda la iconografía conocida como Las Dos Trinidades, relativamente rara en el arte sacro. Fue tratada ocasionalmente en Flandes y en España durante el siglo XVII por maestros como Murillo. Deriva del episodio evangélico del retorno de Jesús tras ser hallado en el Templo junto a los doctores.

 

     
     
 
     
     

 

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