En el Año de San José el escultor e imaginero sevillano nos presenta un bello simulacro de tamaño inferior del natural (mide unos 85 cm de altura), realizado en madera de cedro tallada y policromada, con partes doradas. Su destino es la Parroquia de San Juan Bautista del municipio extremeño de Segura de Toro (Cáceres).

Siguiendo las "Grandezas y excelencias del glorioso San José" (1597), publicadas en Toledo por el sacerdote carmelita Gracián de la Madre de Dios, el artista configura al santo como un hombre viril y apuesto, dispuesto a guiar con firmeza al pequeño Jesús por el camino de su infancia y adolescencia.

Esta representación itinerante de San José con el Niño se aparta un tanto de los prototipos rebosantes de amor paterno-filial para ofrecernos una obra de mayor solemnidad y distancia entre ambos personajes, en la que el Patriarca se muestra cautivado por la majestad del Niño, que mira directamente al fiel mientras le bendice.

Además de la exquisitez en la composición y el modelado, son dignas de mención la elegante decoración floral de la túnica del santo, con bandas doradas en cuello, mangas y orillas, y la acertada elección de los atributos cincelados por Orfebrería Maestrante: la vara florida de azucenas, el nimbo de José y la diadema del Niño.