Después de la Última Cena, Jesús tiene una inmensa necesidad de orar. En el Huerto de los Olivos cae abatido: "Padre mío, si es posible que pase mí este cáliz; pero que no sea yo como quiero, sino como quieres tú" (Mt 26, 39). El argumento de la última creación escultórica de Galo Conesa se ciñe a ese instante en el que Cristo, consciente de los tormentos que debía padecer, acepta su destino en presencia del ángel confortador.

Hablamos de una escultura de talla completa en madera policromada, cuyas dimensiones son 1,35 x 0,90 x 0,80 metros. Ha sido realizada por el artista murciano para la colección privada de D. José Luis Plaza López, vecino de la localidad de Horcajo de Santiago (Cuenca).

Con rostro triste, pero sereno, Galo Conesa representa al Hijo de Dios abrazando el cáliz que simboliza la voluntad redentora del Padre, la aceptación de su pasión, muerte y resurrección para salvación de las almas. El ángel en actitud consoladora, totalmente fusionado con la figura de Cristo, irradia una serenidad y fortaleza suficientes para superar las amargas e inminentes horas que están por llegar.