RESTAURACIÓN DE JOSÉ MANUEL COSANO

Cristian Molina y Jesús Abades (20/09/2012)


 

 
 
Estado inicial

 

El Cristo del Amor de Almería, cuya composición recuerda los modelos levantinos impuestos por Salzillo en el Setecientos, es un Crucificado de tamaño natural, labrado en madera policromada, que aparece vivo y agonizante en el madero, con la mirada dirigida suplicante hacia el cielo.

La talla presenta anatomía esbelta y bien proporcionada, estando asida al madero por tres clavos, con el pie derecho montado sobre el izquierdo. Las carnaciones son lívidas y dulcificadas, no recreándose demasiado el autor en la representación de heridas y demás efectos sangrientos.

La imagen, venerada en la Parroquia de San Sebastián, ha sido restaurada durante tres meses en la capital hispalense por José Manuel Cosano Cejas. Gracias a esta intervención se ha encontrado en el interior de la misma un documento introducido por su autor, el pintor y escultor almeriense Jesús Pérez de Perceval del Moral, que fecha la realización de la obra en 1942, cuatro años antes de lo que se pensaba.

 

 
     
     
Estado inicial
 
Estado final

 

La restauración ha consistido, en primer lugar, en la realización de un exhaustivo estudio con Rayos X y rayos ultravioleta, para determinar su estado de conservación; posteriormente, se han consolidado ensambles, se ha limpiado la policromía y se ha llevado a cabo un proceso de reintegración, tanto del aparejo como de la encarnadura, en aquellas zonas donde era estrictamente necesario.

Por otro lado, José Manuel Cosano ha tallado una nueva corona de espinas superpuesta para el Crucificado, cuyo bigote y barba son ralos, mientras que la cabellera es larga y deja caer por delante una guedeja que casi alcanza la axila derecha. El enjuto y dolorido semblante de la escultura muestra el entrecejo marcado en forma de uve, los ojos de cristal, la nariz prominente y las mejillas vencidas; posee además pestañas superiores de pelo natural, postizo de uso frecuente en su época de ejecución, y boca abierta de picudo labio superior y dientes superiores tallados en su interior, lo que remite directamente a las mencionadas fórmulas salzillescas.

Por último, Cosano ha colocado nuevos casquillos para sujetar las potencias y ha sustituido el anterior sistema de fijación del arbóreo madero al altar por otro que no dañe la parte trasera de la imagen, cuyos brazos se alinean con el travesaño. Las manos del Cristo del Amor, taladradas por las palmas, aparecen extendidas, con los dedos flexionados, mientras que el sudario es un escueto lienzo ceñido a las caderas.

 

 
 
Estado final

 

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