El Crucifijo de la Cruz Alzada, que mide 48 cm de altura y está realizado en madera de cedro, es una excelente reproducción del antiguo Crucificado que poseía la hermandad, obra realizada en pasta de madera por el escultor Pedro Nieto (1630) que formó parte del desfile como primer paso hasta el siglo XVIII.

Por tanto, no sólo estamos ante un nuevo estreno de la famosa Madrugada de la capital hispalense, sino también ante la recuperación, a través de una insignia procesional del cortejo, de una talla perdida en la corporación, cuyo posible regreso se venía comentando desde hace un tiempo.

En palabras de Fernando Murciano a La Hornacina, "la imagen ha sido recreada empleando un testimonio fotográfico, teniendo como única libertad personal en su hechura la estilización de ciertos detalles anatómicos que resultaban algo toscos en la imagen de Nieto, probablemente debido a su material".

Los clavos del pequeño Crucificado, que aparece muerto en el madero, con el costado sangrante y la cabeza desplomada sobre el hombro derecho, han sido cincelados empleando plata pintada, midiendo 80 cm de altura, aproximadamente, el conjunto completo con la cruz, la cual ha sido tallada en madera de caoba.