El escultor portuense presenta este trabajo de San Dionisio Areopagita para la iglesia consagrada a su culto en Jerez de la Frontera, convirtiéndose así en la nueva imagen del patrón de la ciudad al sustituir a una anterior que, erróneamente, era representada con la cabeza cortada; al ser confundido el sabio del Areópago ateniense con San Dionisio de París, primer obispo de la capital de Francia que fue decapitado en el año 272.

La imagen de Daniel Herrera es de madera de cedro para vestir, con una altura de 178 cm suplementada por una peana de 15 cm que imita un damero de mármol y posee los perfiles de madera barnizada.

El interés del autor era inmortalizar al santo como un líder venerable y orgulloso -no en vano, fue discípulo de San Pablo y juez de un antiguo y célebre tribunal de Atenas-, provisto también de una mirada profunda y un semblante preocupado que refleja la conflictiva situación que vive la Iglesia en los tiempos que corren.

San Dionisio calza zapatos a la moda de su tiempo, estofados con oro líquido, y sostiene los atributos de la biblia y el báculo, este último de orfebrería y heredado de la imagen reemplazada.

Otros aspectos a destacar de la figura son sus llamativos ojos azules -por petición expresión del sacerdote que la ha encargado, quien quería ver reflejados en ella los ojos de su madre- y sus blanquecinas carnaciones ricas en transparencias verdosas, azuladas, ocres y moradas, que dan la sensación de piel fina, nacarada y gastada, la habitual de los ancianos como consecuencia del envejecimiento natural producido por el paso del tiempo.