Imagen de la Virgen con el Niño, escultura en madera tallada, dorada y policromada con la advocación de Nuestra Señora de la Oliva para el barrio y la parroquia hispalense del mismo nombre.

La Virgen extiende el brazo derecho para ofrecer al espectador una rama de olivo, pieza de orfebrería al igual que las diademas que madre e hijo llevan como preseas. Desde tiempos de los egipcios el olivo tuvo rango sobrenatural, símbolo universal de reconciliación y victoria. El aceite de las olivas siempre ha sido un símbolo de cristianismo a través de las diversas unciones.

El Niño Jesús, de pie sobre su pierna izquierda, abre sus brazos al tiempo que apoya la mano derecha sobre el pecho de María, símbolo de su maternidad divina. Contempla extasiado la majestad de la madre, agarrado al cuello de su túnica en un gesto decididamente infantil.

Este conjunto ofrece una serena belleza. Los paños están enriquecidos en oro fino. La composición se inspira en diversos modelos barrocos sevillanos, todos ellos herederos de la Madonna de Torrigiano.