NUEVA OBRA DE DARÍO FERNÁNDEZ PARA CASTELLÓN

José Carlos Pérez Morales (27/04/2011)


 

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El pasado 10 de abril de 2011 se bendecía en la Parroquia de El Salvador de Castellón, núcleo de la incipiente devoción existente en el barrio universitario, una talla de Cristo en la Cruz que, con la advocación de la Misericòrdia, recibirá culto en el mencionado templo. Muchos fueron los fieles que no quisieron perderse ese instante -que el devenir del tiempo tornará en histórico- y acompañar a la flamante imagen en su camino hacia la consagración. A día de hoy, ya preside majestuosa el altar destinado a su culto y veneración.

La fe sigue moviendo las piadosas ánimas todavía en el presente y, fruto de ello, la generosa y anónima donación de una familia de la ciudad, que ha sufragado la efigie, es prueba fehaciente. Tampoco hubo mejor elección a la hora de discernir la gubia que haría de la materia pura piedad: Darío Fernández.

Se sienten ya lejos aquellos días de 2007, año del encargo del Crucificado, fecundo en la producción de nuestro artista, quien llevara a feliz término obras como el Cristo de la Humildad de Toledo, Salud y Misericordia de Ciempozuelos (Madrid), la Virgen del Carmen Doloroso para León, San Juan Evangelista para el misterio de La Borriquita de Coria del Río (Sevilla), o las efigies en barro cocido del profeta Elías y San José para la fachada de la iglesia sevillana del Buen Suceso. Comenzaba Darío Fernández, en paralelo, la ilusionante empresa castellonense, que culminaría en los primeros días de Abril, a las puertas de la Semana Mayor hispalense.

Este Crucificado de imponente semblante, ejecutado en cedro, posee unas proporciones nada desdeñables; con 187 centímetros de altura y asido mediante tres clavos a una cruz que se eleva hasta casi los cuatro metros, el Redentor, aun vivo, gira la testa hacia su izquierda, implorando Misericordia para un hipotético mal ladrón en la redención de sus pecados. Sumisa expresión en el rostro, ojos entornados, mirada baja y boca entreabierta; barba y cabellos de minucioso trabajo y gruesa, pero a su vez calada y frágil, corona de espinas, oprime sus sienes. Delicada morfología corporal, de suaves volúmenes donde la luz resbala, enmascaran el intenso dolor del martirio sufrido; muestra un original paño de pureza -cuasi arrugado-, que se anuda a la cintura mediante cordón. Una magnífica policromía al óleo enaltece la pieza, anatomía de tez tostada surcada por finos regueros de sangre, puntuales marcas del flagellum y diversas laceraciones que, lejos de ser artificiosas, complementan a la perfección la labor de talla.

Pulsando sobre el icono, podrán ver más fotografías de esta preciosa obra de arte, una "porción" de Sevilla en Castellón de la Plana. Reclamo devocional y origen de fe se aúnan en el Crist de la Misericòrdia que Darío Fernández ha materializado para la parroquia castellonense de El Salvador y que, desde su llegada, ha provocado el fervor del vulgo. Esperemos que en un futuro no muy lejano, pueda salir en procesión, disfrutando de las calles de su ciudad adoptiva, hermanando con su unción sagrada a sevillanos y castellonenses.

 

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