Niño Jesús en terracota policromada al óleo, con ojos de cristal pintados artesanalmente y pestañas superiores de pelo natural. Mide 58 cm de altura, 72 cm con la singular nube que le sirve de escabel. Ha sido realizado por el joven artista de Alosno (Huelva) para una colección privada de Fernán Núñez (Córdoba).

Con esta obra, Delgado Carrera ha tratado de plasmar la imagen del Divino Infante desde un punto de vista instructor. El Niño Dios sostiene el globo terráqueo en la palma de su mano, ofreciéndoselo a los mortales para que sean libres en él durante la vida terrena, al tiempo que advierte de su segunda venida a la tierra; día en el que, según la tradición cristiana, se celebrará el llamado Juicio Universal para decidir el destino eterno de toda la humanidad según los actos realizados en ese mundo entregado por Dios.

Para la concepción plástica de la efigie, el autor ha bebido de la escultura sacra del Barroco y del Clasicismo; si bien su concepción iconográfica hay que buscarla más en el carácter catequizante de los iconos del Románico, provistos de un ideal estético totalmente distinto, pero envueltos en la misma esencia mágica.