Miguel Ángel Domínguez Caballero, imaginero y licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, ha realizado la necesaria intervención a la imagen del Cachorro del cementerio sevillano de San Fernando, ubicado en el interior del Panteón del reconocido arquitecto regionalista, Aníbal González Álvarez-Ossorio.

En las primeras exploraciones, ya en el estudio de Domínguez Caballero, se hicieron diferentes catas tanto de la superficie pictórica como del material lígneo que determinaron la planificación de las actuaciones sobre la obra.

Conocido como "El Cachorro del cementerio" o "El Cachorro de Aníbal González", fue una obra encargada por el insigne arquitecto y realizada por el ornamentista Eduardo Muñoz Martínez, natural de Morón de la Frontera (Sevilla). Al parecer, la Hermandad de la Expiración concedió el permiso pertinente a D. Aníbal González para poder realizar una copia la mascarilla del original de Ruiz Gijón. Aunque sin poderlo confirmar, podría tratarse de un vaciado casi completo de la obra del insigne imaginero utrerano.

La imagen se presentaba en un estado lamentable debido a estar sometida a las inclemencias atmosféricas y de filtraciones de agua de lluvia en el tejado del Panteón, llegando a afectar no solo a la policromía y aparejos sino a todos los ensambles de este Cristo crucificado, presentando grietas que la atravesaban totalmente hasta el punto que se producían desmoronamientos de la obra tan solo con la palpación de la misma.

Ha sido una intervención muy compleja debido a los daños que presentaba la imagen, que no había sido atendida desde que se realizó y que afectaba su propia estructura lígnea e incluso a la estabilidad y sujeción a la cruz.

En primer lugar y, tras su inicial limpieza, se ha procedido a consolidar el soporte de la obra escultórica. Para estas labores se han empleado las últimas novedades técnicas de la restauración.

La imagen, además, presentaba úlceras en su superficie, provocadas por los elementos metálicos, tales como clavos y puntillas que han oxidado y corroído la materia lígnea. Dichos elementos se han sustraído y han sido sustituidos por espigas de madera. Este hecho se debe, principalmente, a las colas de hueso que se utilizaban en la época en la que se ejecutó la imagen y que reforzaban las uniones de las maderas con el uso de clavos y puntillas, sin tener en cuenta las consecuencias futuras.

Por otra parte, no se encontraron ataques de xilófagos; no obstante, se ha procedido a aplicar un preventivo para futuras afecciones en la materia.

Finalmente y, tras la consolidación y conservación de la obra, se ha procedido a enlienzar todos los ensambles, que curiosamente no se realizaron en su primitiva ejecución y que tienen la función de amortiguar la dilatación y contracción de la madera sin afectar a la policromía en la zonas donde existen los pegamentos que conforman el bloque.

De la policromía primitiva no se ha podido conservar absolutamente nada, ya que la única que existía era imposible de recuperar. Por otra parte, el aparejo estaba calcinado con lo que se ha procedido a realizar una nueva, teniendo que llegar a la madera y aplicarle un nuevo aparejo.

Tras el proceso, el cual ha durado 11 meses, la imagen ha sido devuelta al panteón familiar, donde podrá seguir recibiendo las oraciones de todos los sevillanos y foráneos que lo deseen; eso sí, a través de la celosía de la puerta del Panteón.