Esta imagen de Jesús Atado a la Columna representa el tormento infligido al Nazareno entre el juicio de Poncio Pilato y la condena a morir en la cruz. Tiene como destino el Convento de las Carmelitas Descalzas de la Purísima Concepción del municipio madrileño de Alcalá de Henares.

Se trata de una obra de tamaño natural (mide 183 cm de altura), realizada por Luis Álvarez Duarte mediante el procedimiento de la talla directa empleando madera de cedro y caoba, posteriormente policromada al óleo. Lleva en su rostro ojos de cascarilla pintados a mano y dos lágrimas de cristal, una en cada lado, así como numerosas gotas rojizas repartidas por su cuidada anatomía a modo de gotas de sangre.

La efigie sigue la clásica composición de Jesús flagelado, amarrado con una cuerda a una columna baja cuyo acabado imita el mármol. Al llevar solo un movido perizoma anudado en el lateral derecho, podemos apreciar perfectamente la espalda lacerada y otras señales que simulan latigazos en brazos y piernas. El rostro muestra rasgos macilentos y una expresión exhausta por los padecimientos.

Con esta figura el escultor hispalense ve cumplido su deseo de cultivar la rica y compleja iconografía del Atado a la Columna. Por su carácter de imagen conventual, Álvarez Duarte ha querido plasmar una imagen sumamente devota que conjugue en su composición fuerza y recogimiento, dramatismo y dulzura.