La talla de Nuestro Padre Jesús de las Penas en el Abandono de su Discípulos, de 1992, labrada en madera de cedro policromada al óleo, sufrió ayer un atentado que le ocasionó desperfectos de consideración, motivo por el cual su hermandad se ha visto obligada a cerrar su sede canónica, la Capilla de Santa María Magdalena del Hospital Provincial, hasta que la policía finalice con la correspondiente investigación.

Una vez se reabra la capilla de nuevo, lo hará sin la presencia de la imagen, una obra que representa a Cristo caminando hacia el palacio del sumo sacerdote que permanecerá reservada en lugar privado hasta su restauración por su autor, el reconocido escultor e imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte.

A la efigie, titular de una cofradía dominicana de penitencia cuya titular mariana, María Santísima del Rosario del Mar en sus Misterios Dolorosos, es también obra de Duarte, le han arrancado un dedo y le han desencajado los brazos, debido a un fuerte tirón que ha sufrido como consecuencia de un acto vandálico. El artista ya conoce lo ocurrido, y, entre otras reparaciones, tendrá que tallar un dedo nuevo para la escultura del Cristo.