En opinión de Juan Manuel Miñarro, la Dolorosa podría ser una obra de mayor antigüedad, tal vez de principios del siglo XVIII o incluso de la centuria anterior; así parecen sugerirlo detalles como el modelado de la nariz y de las aletas nasales, así como la estrechez del candelero, a modo de corpiño propio de la moda de los Austrias, que ha sido descubierto tras la retirada de numerosos rellenos de pasta y gomaespuma.

Consta que la imagen ha sido intervenida en varias ocasiones. A la espera de la realización de unas tomografías que puedan revelar más detalles, al menos tres capas de policromía han sido descubiertas en la talla. La última restauración fue realizada por Joaquín Ojeda y Ricardo Comas (1968), quienes colocaron nuevos postizos (ojos de cristal, lágrimas y pestañas postizas) e intervinieron en la encarnadura. Las manos actuales son obra del escultor e imaginero carmonense Francisco Buiza Fernández.

La Virgen de las Lágrimas, obra de notable calidad artística y singular expresión de dolor, es titular de la Ilustre y Fervorosa Hermandad de la Entrada de Jesús en Jerusalén, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Madre y Señora de Las Lágrimas, y realiza su estación de penitencia el Domingo de Ramos.