Su ejecución comenzó en el verano del año 2004 y fue entregada a sus cofrades el pasado mes de septiembre. Su bendición tendrá lugar el próximo 22 de octubre, aunque la hermandad, pese al celo que manifestó en un primer momento a la hora de ocultar la imagen hasta el mencionado acto, ha difundido públicamente fotos de la talla, venerada provisionalmente en un domicilio particular.

Se trata de la Virgen de las Lágrimas, Dolorosa labrada por el cordobés Antonio Bernal Redondo para la Cofradía de la Sagrada Lanzada, de Elche (Alicante). El prestigioso imaginero, que también se hará cargo de la ejecución del Crucificado, del resto de las figuras secundarias del paso de misterio y, probablemente, de la decoración escultórica del canasto, ofrece una versión contemporánea de la napolitana Virgen Nazarena, plena de gracia y encanto, al igual que hace diez años realizara con la Virgen de la Encarnación, labrada para la Cofradía del Descendimiento, del municipio cordobés de Montilla.

La imagen, de exquisita ejecución en madera de cedro y dolorido semblante, irá situada a los pies del Crucificado en su paso, de ahí que haya sido concebida con la mirada elevada hacia el cielo, sumida en un intenso dolor por el sufrimiento del Hijo. El rostro muestra los ojos policromados en color miel, muy expresivos y realistas gracias al efecto acuoso tan típico del escultor con sus pátinas y a la gran destreza a la hora de elaborar las pestañas de pelo natural que van dispuestas en el párpado superior. Lleva siete lágrimas de cristal, en alusión a los Siete Dolores de María. La nariz es recta. Los labios, muy abiertos, muestran la lengua y los dientes perfectamente tallados, en actitud de emitir un desgarrado grito ante la crueldad del momento iconográfico representado. El cuello se tensa al máximo por la postura y el agraciado semblante queda rematado por un afilado mentón. Las manos han sido compuestas con gran fineza, con dedos gráciles y torneados.

Por último, mencionar la presencia de la obra en la provincia de Sevilla, aun en la fase de boceto de terracota policromada (de rasgos más maduros que los de la efigie acabada) previo al resultado final en la madera, con motivo de la Exposición de Imaginería de Olivares, celebrada el pasado mes de junio.