PRIMERA EXPOSICIÓN MONOGRÁFICA SOBRE JOSÉ DE RIBERA EN FRANCIA
27/10/2024
Coronación de espinas 1616-1618 |
El Petit Palais de París presenta la primera retrospectiva francesa dedicada a José de Ribera (1591-1652), el heredero de Caravaggio a quien sus contemporáneos consideraban "más oscuro y feroz" que el gran maestro italiano. Nacido en Játiva (Valencia), pasó toda su carrera en Italia, primero en Roma y luego en Nápoles. Para Ribera, cada cuadro -ya sea de un mendigo, un filósofo o una Piedad- nace de la realidad, que él traslada a su propio lenguaje. Los gestos son teatrales, los colores negros o llamativos, el realismo crudo y el claroscuro dramático. Con la misma agudeza, traduce la dignidad de la vida cotidiana así como estremecedoras escenas de tortura. Este tenebrismo extremo le valió una inmensa reputación en el siglo XIX, desde Baudelaire hasta Manet. Con más de cien pinturas, dibujos y grabados procedentes de todo el mundo, la exposición Ribera. Ténèbres et lumière (Ribera. Sombras y luz) recorrerá por primera vez toda la carrera de José de Ribera del 5 de noviembre de 2024 al 23 de febrero de 2025: los intensos años romanos, que solo recientemente han sido redescubiertos, y el ambicioso periodo napolitano, que lo llevó a su meteórico ascenso a la fama. Ribera no solo destaca como uno de los primeros y más audaces intérpretes de la revolución caravaggiana, sino también como uno de los artistas más destacados de la época barroca. La muestra del Petit Palace (Avenue Winston-Churchill) sigue el hilo conductor de la carrera de Ribera en el corazón de la Italia de Caravaggio, al tiempo que explora su originalidad y audacia únicas, así como sus motivos recurrentes. |
Las negaciones de San Pedro 1615-1616 |
La primera sección de Ribera. Sombras y luz explora los primeros años de la carrera de Ribera en Roma. El pintor, apodado "Lo spagnoletto" (el pequeño español), probablemente por su baja estatura, llegó a la ciudad papal alrededor de 1605-1606, el mismo año en que Caravaggio partió hacia Nápoles. ¿Se conocieron los dos artistas? Aunque nadie puede decirlo con certeza, es seguro que Caravaggio tuvo una importante influencia en Ribera, así como en toda una generación de pintores que vivían en Roma en ese momento. Durante este periodo en Roma, José de Ribera desarrolló las bases de su pintura: el uso del modelo vivo, un claroscuro dramático, gestos teatrales, un realismo crudo y la representación de figuras de medio cuerpo que impactan al espectador por su impresionante frontalidad. Este nuevo vocabulario radical se puede ver en su serie sobre los cinco sentidos, representada en la exposición por las obras "Alegoría del gusto" (Wadsworth Atheneum, Hartford) y "Alegoría del olfato" (Colección Abelló, Madrid). También es evidente en los Apostolados, una serie sobre los apóstoles, uno de los temas preferidos del pintor. Ribera. Sombras y luz revisa también la historia de la reatribución de la pintura de "El juicio de Salomón" (Galleria Borghese, Roma) a Ribera por el historiador de arte Gianni Papi en 2002, cuyas investigaciones contribuyeron a revolucionar la comprensión de la producción romana de Ribera, enriqueciéndola con unas sesenta obras magistrales, entre ellas "Cristo entre los doctores" (Musées de Langres) y "La negación de San Pedro" (Galleria Corsini). Al final de su estancia en Roma, Ribera se había consolidado como uno de los pintores influidor por Caravaggio más apreciados y cotizados entre la élite del mundo del arte. En 1616, el artista abandonó Roma y se trasladó a Nápoles, entonces territorio español. Allí su carrera fue deslumbrante. Casado con la hija de uno de los pintores más importantes de la ciudad, y apoyado por el poder local, Ribera reinó en el panorama artístico napolitano durante casi cuarenta años y recibió numerosos encargos de prestigio. Las series que realizó para la Colegiata de Osuna (Sevilla) o para la iglesia napolitana de la Trinità delle Monache dieron lugar a varias obras maestras, como "San Jerónimo y el Ángel del Juicio" (Museo di Capodimonte, Nápoles). Artista sin rival en su capacidad para transcribir una realidad casi táctil de personajes, anatomías u objetos, Ribera representó figuras ordinarias o improbables con una agudeza y un esplendor abrumadores. "Un mendigo" (Galleria Borghese), "El viejo usurero" (Prado) o "El muchacho de los pies zambos" (Louvre) se transforman en temas nobles bajo su pincel. Su interés por los marginados, unido a su gusto por lo insólito, dio origen a imágenes impactantes, como el famoso "Retrato de Magdalena Venturi", también conocido como "La mujer barbuda" (Prado). |
San Jerónimo y el Ángel del Juicio 1626 |
En el marco de la sección napolitana de Ribera. Sombras y luz, el público podrá descubrir también sus dotes de diseñador y grabador, habilidades poco comunes en la órbita de Caravaggio, con una muestra de artes gráficas que reúne préstamos excepcionales del Metropolitan Museum of Art, el British Museum y la Colección Colomer. Su obra de grabado, también de gran calidad, se presenta gracias a la Colección Dutuit del Petit Palais. El gusto de Ribera por un realismo radical también se refleja en su deseo de pintar el dramatismo religioso de manera natural y sin adornos. Insistió en la verdad de los cuerpos y de la carne, incluso cuando representó a Cristo moribundo en tres Piedades reunidas aquí por primera vez: las dos "Lamentaciones sobre Cristo muerto" de la National Gallery de Londres y del Museo Thyssen-Bornemisza, y "El Descendimiento de Cristo" del Louvre. Junto a sus composiciones religiosas, Ribera reinventó los mitos antiguos, ilustrando su atracción por lo grotesco y su sentido de la provocación. Su paleta se aligera hacia el final de su carrera, revelando cielos turquesas, colores extravagantes y telas iridiscentes, dignas de Tiziano, como se aprecia en las obras "Apolo y Marsias" (Museo di Capodimonte) y "Venus y Adonis" (Palazzo Corsini). Ribera. Sombras y luz culmina con una última sala espectacular dedicada a escenas de martirio y desollamientos, un tema que también contribuyó a la reputación de Ribera. Un verdadero teatro de pasiones estas composiciones extremas con sus negros profundos que atrapan al espectador. El terrible heredero de Caravaggio, "más oscuro y feroz" que el maestro, demuestra que no fue un mero intérprete de la obra de aquel, sino uno de los más grandes artistas del Barroco, con creaciones apasionantes imbuidas de un audaz virtuosismo. |
El juicio de Salomón Hacia 1609-1610 |
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