El escultor e imaginero Jesús Gálvez Palos, de Puente Genil (Córdoba), ha realizado en el estudio-taller que posee en su localidad natal una imagen de tamaño natural (mide 175 cm de altura) de San Roque (Roch de La Croix o Roch de Montpellier), patrón de dicho municipio cordobés.

Realizada en madera de cedro tallada y policromada al óleo para vestir, la escultura lleva a sus pies el perro del noble italiano Gotardo. Según la tradición, el animal acompañó al santo durante el periodo de su exilio por la mortífera peste negra, llevándole todos los días una ración de pan que hurtaba de la despensa de Gotardo.

San Roque viste hábito de peregrino, formado por un bordón y una calabaza como cantimplora, camisola, túnica atada con cíngulo, manto y una capelina de la que cuelgan un par de conchas para sacar agua de los ríos. El sombrero de anchas alas para protegerse de la lluvia se sustituye en este caso por un nimbo dorado de orfebrería. Tampoco aparece en este caso el zurrón para llevarlo en banderola o unas alforjas.

Su atuendo, unido al aspecto de hombre barbado y en su plenitud, lo acerca a la iconografía del apóstol Santiago, al que San Roque se halla relacionado por el hecho de que, antes de ingresar en un convento, decidiera ir primero a Roma como romero (peregrino de Roma) y dejar para otro tiempo ir también al otro gran centro europeo de peregrinación de la Edad Media: Santiago de Compostela.

En la pierna izquierda de San Roque vemos la llaga como síntoma del mal del que es patrón, un mal que nacía en sus comienzos bajo las axilas o en las ingles; de hecho, de este último modo empezó a ser representada la herida del santo, pero luego cambió de lugar por lo que se consideró una cuestión de decoro.