Al término del verano dará comienzo en el Patio de los Leones de la Alhambra granadina un proceso de restauración para frenar el deterioro que sufre la famosa fuente, víctima de la lluvia ácida, la acción continuada del hombre y el brusco cambio de temperaturas que estamos sufriendo en los últimos años.

Dicha intervención supondrá la retirada de los emblemáticos leones del monumento durante un periodo mínimo de dos años, con vistas a una laboriosa tarea de reparación que comprenderá el arreglo de las esculturas de los leones en el taller de restauración situado en la Alhambra.

Tras ello, se restaurará la fuente en el mismo lugar de su emplazamiento, lo que permitirá a los visitantes seguir en directo los trabajos, y por último se mejorará el sistema hidráulico de la pieza para que el agua llegue mejor y sea de mayor calidad, aunque todo indica a que el agua es el menor de los males que padece el conjunto.

La fuente del Patio de los Leones, junto con los cimientos y zonas bajas de los muros posteriores, es lo único que se conserva de la residencia original de la Alhambra, construida en el año 1060 por el visir hebreo del rey taifas beréber Ibn Habus. En 1238, Muhammad I, conquistador de Granada y fundador de la dinastía nazarí, inició las obras del actual recinto, continuadas por Muhammad II, Yusuf I (1332-1354) y Muhammad V (1354-1390).