NUEVA OBRA DE FRANCISCO MALO GUERRERO

03/05/2009


 

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La popular advocación de la obra tiene su origen en la adjudicación a la Casa Ducal de Medinaceli del icono primitivo por parte de los Trinitarios, en agradecimiento por el auxilio prestado a la hora de liberar a los cristianos cautivos en Marruecos, los cuales rendían fervoroso culto a dicha imagen.

El Cristo primitivo, actualmente venerado en Madrid, es pieza de la escuela sevillana relacionada con el círculo de Juan Martínez Montañés, y ha servido de modelo para la ejecución de tallas posteriores hechas a su imagen y semejanza, de ahí que casi todas ellas posean rasgos comunes, caso de la marcada frontalidad de la silueta, el gesto de angustia en su rostro, las manos atadas por delante del cuerpo y la larga cabellera de pelo natural.

Esta reciente creación del ganador de la última Bienal de Imaginería de Higuera de la Sierra (Huelva) no es una excepción a la hora de compartir tales caracteres.

No obstante, Malo Guerrero, otro autor que apuesta por el hiperrealismo en la escultura sacra de hoy en día, confiere mayor serenidad y contrapposto a una efigie que alcanza los 160 centímetros de altura y recrea al Redentor bañado en sangre, con las manos muy hinchadas por las gruesas ligaduras, esperando su sentencia de muerte.

Pulsando en el icono que encabeza la noticia, podrán ver más fotografías de un simulacro pasionista que, además de oscura peluca, posee pestañas de pelo natural, ojos vítreos de subyugante mirada, brazos articulados y dientes de porcelana en el interior de unos labios que casi parecen compartir su agonía mediante palabras con el espectador que lo contempla.

 

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