NUEVAS OBRAS DE JOSUÉ HERNÁNDEZ PARA CANARIAS

07/03/2021


 

     
     
     
     
     
     
 
     
     
     
     

 

Cuadro de Ánimas

Óleo sobre lienzo de gran formato (180 x 100 cm) para el municipio de La Matanza de Acentejo (Santa Cruz de Tenerife). La composición de la obra presenta pocas variaciones respecto al modelo tradicional de los cuadros de Ánimas, tan comunes en los templos de Canarias desde el siglo XVII. Por ello aspira a dar continuidad a una tradición figurativa que no es ajena a la producción de los principales pintores del Archipiélago Canario, entre los que se encuentran Gaspar de Quevedo (1616-1670), Cristóbal Hernández de Quintana (1651-1725), Juan de Miranda (1723-1805) y Luis de la Cruz (1776-1853), entre otros.

La propuesta de Josué Hernández tiende a rescatar un tema que tan solo Eleuterio Garrido Luceño representó por último para la parroquia de la Concepción en Los Realejos (1998), aunque lo hace desde un planteamiento diferente e innovador en cuanto a los valores formales.

La obra queda estructurada en franjas superpuestas que delimitan de forma clara tres planos alusivos a la gloria, la intercesión de los santos y la iglesia purgante, a excepción de la aparición de llamas con efecto dramático. No debe olvidarse que el purgatorio es un estado del alma, cuya evidencia es siempre una representación simbólica y, por lo general, de espíritu barroquizante.

La organización de los personajes sagrados responde a los gustos devocionales del comitente y se establecen en un triángulo (lo divino) inscrito en una circunferencia (lo celestial). En ella, la Santísima Trinidad, en su representación iconográfica más convencional, preside la escena desde lo alto. En el medio, San Francisco y Santa Clara de Asís a un lado y San Benito y Santa Escolástica al otro, interceden por las ánimas benditas y rodean la figura central de Virgen del Carmen, cuyo rostro está inspirado en la imagen que se venera en la Parroquia de San Juan de La Orotava. La efigie mariana protagoniza la escena extendiendo sus manos para ofrecer el escapulario con fin salvífico a los purgantes. Mientras, el atuendo es rociado por la sangre del costado de Cristo para remarcar el carácter redentor de este elemento en clave eucarística. Un pequeño coro de ángeles abre su manto, unificando así la iconografía de la Virgen del Carmen como abogada del Purgatorio con el carácter protector de María como Virgen de la Misericordia, que cobija ángeles que ofrecen escapularios y rosarios como instrumentos de salvación. La parte inferior está ocupada por las almas que purgan sus pecados y esperan la salvación sobre un desierto de piedra, cuyo cromatismo de tonos fríos guarda relación y unidad con los celajes del fondo.

Para su representación el autor utilizó modelos reales y cercanos que aportaran naturalidad y cercanía al tema recreado, con lo cual el espectador se siente reflejado y comprende mejor el mensaje. Desde luego, gracias a este recurso innovador y a la tradición ya señalada el tema vuelve a cobrar actualidad. Su renovación formal es innegable y nos aproxima al mundo actual por la inmediatez de las recreaciones humanas, no quedando al margen de prototipos y criterios estéticos que tanto alcance tienen en nuestro tiempo.

 

 
     
     
     
     
 

 

Predela de Altar

Realizada en óleo sobre tabla dorada (32 x 144,5 cm) para el altar efímero de las fiestas de San Andrés Apóstol de la Villa de La Orotava (Santa Cruz de Tenerife). Con esta obra pictórica se recupera también una tradición presente en la retablística canaria del siglo XVII.

Al igual que en el caso anterior, la inmediatez y cercanía de los modelos recreados otorga contemporaneidad a las figuraciones individualizadas de San Francisco de Asís, Santa Teresa de Ávila, San Lucas Evangelista y San José con el Niño, muy convencionales en lo iconográfico.

Con esta obra los vecinos completan el ornato de su capilla para los cultos de noviembre, cuya dotación conllevó antes la adquisición de varias peanas, un dosel dorado y dos tablas pintadas de San Pedro y San Juan Bautistas, presentadas en este portal La Hornacina durante el mes de junio de 2020 (ver enlace).

 

     
     
 
     
     

 

Virgen de la Luz

Vera efigie de Nuestra Señora de La Luz que se venera en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, obra del maestro escultor e imaginero grancanario José Luján Pérez (1756-1815).

Se trata de un retrato realizado en óleo sobre tabla de cedro (80 x 60 cm) para un coleccionista de Las Palmas de Gran Canaria, dada su devoción por esa escultura concluida en el año 1799. La obra no reproduce a dicha imagen de gloria en su totalidad, sino que capta a la perfección el juego de volúmenes que se establece entre las figuras principales de la Virgen y el Niño.

Si la representación de ambos personajes es fiel respecto al original, el autor recrea como fondo un tejido de damasco carmesí al que añade referencias iconográficas a partir del emblema o anagrama mariano, el castillo y embarcaciones de época. Las últimas rememoran el carácter portuario de la lsleta y del castillo junto al puerto de La Luz, área urbana donde se encontraba la primitiva ermita de dicha devoción en la ciudad.

Además, con un carácter documental, Hernández adorna a la talla con diversas joyas que lucía antes, entre los que se encuentran una poma, la pulsera con la representación de un barco y el rosario antiguo.

 

 

Gran Poder

Se presenta ahora este óleo sobre tabla de pequeño formato (19 x 25 cm) que fue pintado el mismo 1 de octubre de 2020 con motivo del VI Centenario (1620-2020) de la hechura de la popular imagen sevillana de Jesús del Gran Poder por el escultor e imaginero cordobés Juan de Mesa. Se conserva en la colección del autor.

 

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