En la parte norte de la ciudad de Huelva, entre las barriadas de Santa Marta y alcalde Diego Sayago, se encuentra una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora de la Soledad del Camino, imagen que está dentro de una pequeña hornacina y sobre un pedestal que la tiene a salvo de cualquier tipo de gamberrada.

Nadie sabe a ciencia cierta ni cuándo ni quién mandó erigir en aquel lugar esta imagen, ya que no se tiene constancia alguna documental del origen de la pequeña capilla que allí se encuentra. A pesar de esto, hay indicios para pensar que la mencionada capilla ya estaba allí al menos en el siglo XVII, ya que existe abundante documentación que nombra a lo que, hasta 1945, se conocía como el Camino de la Soledad. Lo cierto es que la capilla dedicada a la Soledad nos viene acompañando desde hace posiblemente siglos y forma parte de la historia de la ciudad onubense.

Entre dicha documentación encontramos la que aparece en el libro "Diccionario Histórico de las calles y plazas de Huelva", del autor onubense Domingo Martín Gómez. Esta información la encontramos en la parte dedicada a la actual Avenida de Santa Marta. Los primeros datos nos sitúan en el año 1760, apareciendo en el Catastro del Marqués de la Ensenada el llamado "Sittio de la Soledad del Camino". También en 1778 aparece el nombre de la Soledad, pero lo que nos describe es una hacienda llamada de la Soledad.

¿Es posible que el nombre fuera tomado por estar allí ya la capilla, o fue posterior? Hasta el momento es difícil contestar a esta pregunta debido a la falta de información que existe sobre la citada capilla. En los padrones de Huelva del siglo XIX también está nombrado el Camino de la Soledad, pero en ningún caso se refiere a la citada capilla.

El primer dato que pudiera tomar como referencia sobre dicha capilla lo encontramos en el plano de los contornos de Huelva, que se encuentra en el libro de Francisco de Coello de 1870, donde aparece dicho punto llamado Pilar de la Soledad. Esto podría referirse a un pilar donde posiblemente estuviera situada la imagen, ya que habría de recordar que esta capilla ha cambiado a través de los años su forma física. También con fecha del 15 de mayo de 1876, Don Ramón Sierra pedía que se levantara una capilla a Nuestra Señora de la Soledad, no sabemos si para sustituir a la anterior o para levantar otra debido al posible estado de ruina en la que se encontraba la anterior.

La pintura original de la capilla, que a punto estuvo de desaparecer hace 16 años por las obras de remodelación del entorno, acaba de ser intervenida por el restaurador onubense Jairo del Toro. En el lugar de la capilla se venera actualmente una copia. Se trata de uno de los "verdaderos retratos" de la Virgen de la Soledad tallada hacia 1565 por el escultor Gaspar Becerra para el convento madrileño de la Victoria, dolorosa de candelero para vestir destruida en 1936 durante los disturbios de la Guerra Civil. Su imagen fue extremadamente popular a partir de mediados del siglo XVII, lo que dio lugar a numerosas copias escultóricas y pictóricas, e innumerables estampas, que la representan sola, en su retablo o en sus andas, vestida siempre con su atuendo habitual: manto negro y túnica blanca con una toca del mismo color que cubre su pecho y cuello, esto último característico de la vestimenta de las viudas castellanas en el siglo XVII.

Esta tabla de pequeño formato, de factura popular y quizás de la segunda mitad del siglo XVIII, se hallaba muy degradada por el paso del tiempo, las condiciones ambientales y, sobre todo, una desafortunada intervención a base de pintura plástica que incluso dañó la pintura original. Todo ello provocó además pérdidas, craquelados y un notable oscurecimiento en la obra.

La intervención de Jairo del Toro ha consistido, principalmente, en la fijación y limpieza de los estratos pictóricos originales, eliminación de los repintes, estabilización del soporte y aplicación de una capa de protección final, respetando siempre al máximo en todo momento el icono primitivo.