RESTAURACIONES DE ANA BELTRÁN PARA SAN JUAN DEL PUERTO (HUELVA)

Con información de la restauradora. Fotografías de Antonio Manuel Quintero Rebollo (25/10/2024)


 

 
 
 
 
Estado final. Conjunto y detalle

 

La restauradora onubense acaba de intervenir la Inmaculada Concepción del templo parroquial de la localidad, dedicado a San Juan Bautista. Una talla mariana valiosa por su calidad artística y por ser una de las escasas obras documentadas del escultor e imaginero sevillano Felipe Martínez (1651-hacia 1700).

Fechada en 1676, se trata de una obra de juventud influida por el estilo paterno que forjaría su formación -el padre de Felipe fue el afamado escultor Alonso Martínez- y todavía un tanto alejada de los preceptos del barroco dinámico que, quizás por un probable aprendizaje en el taller de su padrino José de Arce, asumiría Felipe posteriormente. De hecho, presenta elementos estilísticos que recuerdan las maneras de Alonso Cano, más gráciles y delicadas que las roldanescas.

Esta monumental imagen (192 cm de altura) fue donada por el rey Carlos III al Convento de Padres Carmelitas de San Juan del Puerto, pasando posteriormente a la parroquial.

En los sucesos de 1936 fue derribada de su retablo, ubicado en la nave de la epístola. Doce años más tarde fue restaurada por José Rivera García; si bien todo apunta, a raíz de esta última intervención, que tanto los ojos de la Virgen, como los querubines y la nube de la peana son originales, y no reintegrados por dicho imaginero como se suponía. Por una fotografía anterior a la Guerra Civil sabemos también que no se encuentra alterada respecto a su hechura original a excepción de unas zonas del manto que, primitivamente, tenían más vuelo.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
Estado final. Detalles

 

Cuando la imagen de la Inmaculada Concepción llegó al taller de Ana Beltrán, la restauradora le realizó una limpieza superficial como lleva a cabo en todas sus actuaciones de imaginería; pues por muy bien cuidada que esté una escultura, es un procedimiento que hay siempre que realizar. Asimismo, comprobó los daños que presentaba la obra, anteriormente estudiados, y llevó a cabo los diferentes planes de actuación.

Se protegieron y cerraron numerosas grietas, y se colocaron piezas casi desprendidas en su lugar. A continuación se limpió toda la superficie, tanto física como mecánicamente; con distintos disolventes dependiendo de las zonas si la limpieza era de forma química, ya que la obra presentaba estofados, encarnaduras y dorados.

También presentaba numerosos repintes, seguramente realizados en un arreglo anterior. Por otro lado, Beltrán ha intentado solventar los daños provocados en la obra al tirarla de su retablo durante la contienda civil del pasado siglo XX, como hemos comentado anteriormente.

Tras ello se estucaron y enrasaron las lagunas y se reintegraron cromáticamente todas, así como las zonas donde los repintes habían sido retirados, ya que bajo los mismos no quedaban vestigios de policromía original. Por último, se protegieron debidamente todas las zonas de la obra con sus correspondientes barnices.

 

 
 
 
 

Estado final

 

Recientemente, Ana Beltrán ha llevado a cabo la restauración de otra interesante talla que conserva la parroquia de San Juan del Puerto: el Cristo de la Misericordia (1591), una talla de crucificado de gran calidad, documentada del arquitecto y escultor sevillano Juan de Oviedo y de la Bandera.

La escultura se encontraba muy oscurecida por el paso del tiempo y presentaba varios repintes en su superficie, realizados para tapar algunos desperfectos que se habían producido durante su historia material. Mostraba también algunas grietas, propias de las imágenes realizadas en madera, las cuales se subsanaron por completo.

Se realizó asimismo una limpieza de toda la superficie, y se estucaron las lagunas, grietas y algunos agujeros, para posteriormente pasar a su reintegración cromática, y su posterior protección final.

Sobre la cruz a la que se halla fijado por tres clavos se realizaron los mismos procesos con el fin de devolverle su aspecto original. Una vez restaurada, se colocada de nuevo en ella el crucificado.

 

 
 
 
 

Retablo. Estado final (conjunto y detalle)

 

La restauración del Cristo de la Misericordia ha comprendido también la del retablo donde recibe culto. Se trata de un conjunto de los llamados de acarreo, ya que se conformó con piezas de otros retablos destruidos, entre ellos el antiguo retablo mayor, que según algunas descripciones se trataba de una obra de gran envergadura y bella factura.

Consta la existencia de un retablo mayor (1610-1616) realizado por el escultor y retablista Diego López Bueno, que debido a su pésimo estado de conservación fue reemplazado por otro de José Sánchez (1765); no obstante, se conservan las tres figuras del Calvario que lo remataban, obras también de López Bueno.

Las citadas piezas conservadas del antiguo retablo mayor son las dos centrales y algunas más que conforman el actual, las cuales se encuentran esgrafiadas formando unos bellos dibujos, así como la repisa, cartela central y algunos otros fragmentos más pequeños. El resto de las piezas pertenecen a otros retablos de menor factura.

Ana Beltrán ha llevado a cabo una limpieza total de la obra, eliminando manchas oscuras y devolviendo la limpieza y el brillo perdidos. Se estucaron también las zonas perdidas y se reintegraron debidamente, siendo una labor bastante costosa para la restauradora ya que había muchas pérdidas de dorado. Por último, se protegió todo el conjunto para que perdure debidamente el mayor tiempo posible.

 

 
 

Inmaculada. Estado inicial (detalle)

 
 
 
 

Cristo de la Misericordia. Estado inicial
Foto: Ana Beltrán

 
 
 
 

Retablo del Cristo de la Misericordia. Estado final sin la imagen del crucificado
Foto: Ana Beltrán

 

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