La iconografía que representa esta escultura es la del "Ecce Homo" o el momento en que Jesús, después de ser flagelado y coronado con espinas, se levanta y con paso inseguro, imposible, muy débil, casi a punto de trastabillarse y caer de bruces, se dirige a ser presentado por Poncio Pilato ante la muchedumbre hostil que lo esperaba. A diferencia de lo habitual en este tipo de simulacros, no es una imagen estática, tiene movimiento al haber sido concebida por su autor como una talla itinerante y a punto del desplome.

Esta última escultura sacra de Marco Antonio Humanes ha sido tallada íntegramente en madera de cedro y policromada al óleo, llevando corona de espinas de ramas naturales sobre su cabeza. El magullado rostro de Cristo muestra un gran y desbordante sufrimiento interior, que a duras penas puede ser profundamente contenido, y que, a través de su afligida mirada, intenta cautivar a todo aquel que lo contempla. Su tamaño es ligeramente inferior al natural y ha sido encargada por un grupo de fieles para el culto privado.