El proceso de restauración de esta imagen de la Inmaculada Concepción, perteneciente a los Padres Salesianos de la Trinidad de la capital hispalense, ha consistido en una limpieza general; la retirada de grandes zonas de repintes que ocultaban el estofado en oro, realmente perdido en algunas zonas, por lo que, en la medida de lo posible, se ha llevado a cabo una reintegración del mismo; inyección de cola en los ensambles, con el uso incluso de chirlatas en algunas zonas, y recomposición de la nuca, que tenía falta de materia y un gran socavón, el cual se ha reintegrado con madera y pasta de restauración.

También se han retirado varias capas de estucos y policromía en el rostro, las manos y uno de los ángeles de su base, y se le ha refrescado la policromía, ya que aunque se conservaba gran parte de la misma, presentaba algunas faltas. Los otros dos ángeles que presenta la Señora en su peana de nubes se han policromado con el mismo tono y se les han limpiado las alas, que tenían una capa de purpurina.

Tanto la nube como el manto de la Purísima Concepción se han pintado, pero en lo alto de la pintura que tenía, ya que el trabajo ha consistido en un lavado de cara, pues no había tiempo para que la artista utrerana llevara a cabo una restauración a fondo. Además, se le ha reforzado la peana y se le ha adaptado una cogida para su salida a la Catedral hispalense, donde presidirá la Vigilia de la Inmaculada de 2009.

Así mismo, se han limpiado y fijado los ensambles, pues algunos estaban totalmente desprendidos, y se le ha arreglado a la imagen mariana el ojo izquierdo, que estaba roto, siendo recompuesto con papel de cebolla, color y barnices. La Inmaculada es obra del círculo de Benito de Hita y Castillo (siglo XVIII).