Labrada hasta la altura de los muslos, se trata de una obra modelada en barro cocido (terracota) y policromada al óleo. De tamaño natural, mide 97 cemtímetros de altura; con la peana que le sirve de basamento, tallada en madera de pino con molduras doradas y marmoleadas, 132 centímetros.

Sus autores son los escultores e imagineros cordobeses Juan Jiménez González y Pablo Porras Castro, de 27 y 26 años de edad, respectivamente. Formados en la Escuela de Arte "Mateo Inurria" de Córdoba, llevan cinco años en el oficio y han llevado a cabo otras tallas de carácter pasionista, caso de la Dolorosa de Paz y Esperanza (2007) para la localidad cordobesa de Nueva Carteya.

Pese a hallarse en la línea del Ecce Homo individualizado, muy común en la escuela granadina gracias a los modelos de los hermanos García y Pedro de Mena, sus rasgos estilísticos son plenamente sevillanos; concretamente, de la órbita de Juan Martínez Montañés, cuyo arte, según los historiadores Bernales Ballesteros y García de la Concha Delgado, delata la influencia de los mencionados Miguel y Jerónimo García. Un interesante ejemplo de Ecce Homo montañesino lo tenemos en el busto del sevillano templo de los Terceros, relacionado con uno de sus más brillantes discípulos: el también jiennense Francisco de Ocampo.

La fuerza dramática, concentrada con especial brillantez en el torturado rostro y en las manos, hinchadas por las gruesas ataduras, recuerda igualmente el desgarro expresivo de Francisco Buiza; no en vano, el aprendizaje de los autores ha tenido lugar junto a Susana Gómez Lorenzo, discípula a su vez del escultor carmonense. 

Pulsando en el icono que acompaña la noticia, podrán ver una completa galería fotográfica del Ecce Homo, realizada por el prestigioso fotógrafo cordobés Manolo Gómez. Muy pronto les presentaremos un nuevo trabajo de estos dos artistas; en este caso, la restauración de una venerada imagen de Nueva Carteya.