Crucificado con la advocación de Santísimo Cristo de la Victoria para la hermandad malagueña de la Santa Cruz. La obra mide 187 cm de altura y ha sido tallada por el escultor sevillano en madera de cedro real para ser posteriormente estucada y policromada al óleo según los procedimientos tradicionales de la imaginería.

El nuevo Cristo ha sido representado por José María Leal ya muerto, con el rostro sereno y la corona de espinas tallada en el bloque del cráneo, llevando espinos de acacia natural. Presenta un leve movimiento helicoidal, contorsionando la cabeza hacia el lado derecho y las piernas hacia la izquierda. Está fijado por cuatro clavos a una cruz de aspecto arbóreo muy acusado, con la corteza, los nudos y la salida de las ramas tallados.

Siguiendo las inmortales fórmulas de los grandes maestros del Barroco sevillano, el autor ha labrado su última obra con gran esmero y detallismo. La anatomía es potente a la vez que airosa, los cabellos se distribuyen en mechones entorchados, y en el voluminoso paño de pureza, cordífero y con moña, ha aplicado unos suaves tonos grisáceos para diferenciar la textura del tejido de la de las carnes.

El hecho de mostrar los ojos bastante abiertos y no presentar palidez en su piel, no solo evidencia su recreación instantes después del fallecimiento pese a mostrar ya la llaga del costado, sino también el deseo del artista de concebir un Cristo de viva impronta, todo ello con el fin de hacerlo más cercano al fiel que acude a sus plantas y enlazarlo con su advocación, alusiva a la victoria de Jesús sobre la muerte en la resurrección venidera.

Las potencias, cinceladas por el orfebre Joaquín Ossorio, han sido donadas por la Agrupación de Cofradías de Málaga, entidad que ha apadrinado al nuevo titular de la Santa Cruz. La imagen fue presentada y bendecida el pasado 23 de noviembre en el templo malagueño de San Felipe Neri, sede canónica de la hermandad.