La imagen, realizada para la Hermandad de Santa María Magdalena de Jumilla (Murcia), fue presentada el pasado mes de Marzo en el Teatro Vico de dicha localidad murciana; previamente, había sido mostrada en la Casa de la Provincia de Sevilla, ciudad natal del joven escultor e imaginero.

Labrada para procesionar cada Domingo de Resurrección, la talla mide 210 cm de altura y se encuentra realizada en madera de cedro, con policromía al óleo en las carnaciones, estofados en oro fino de 24 kilates y elementos de metal, plata y taracea. Para las labores de orfebrería se ha contado con la participación del obrador de los Hermanos Delgado, y en cuanto al dorado, con la colaboración de Francisco García Infante.

San Miguel es el más popular de los siete arcángeles. Es el condestable de las milicias celestiales que dirige el combate contra los ángeles rebeldes, a los cuales precipita en el abismo, y quien, en el Apocalipsis, salva a la mujer que acaba de parir, símbolo de la Virgen y de la Iglesia, combatiendo contra el dragón de siete cabezas. La Iglesia romana lo considera su defensor. También es el santo psicopompo -conductor de los muertos cuyas almas pesa en el Juicio Final-, protector de la Iglesia e invocado en las tentaciones y en la hora de la muerte.

El autor lo concibe en plena batalla aérea, hundiendo su lanza en las fauces del satánico dragón, de ahí la monumentalidad y la movilidad a las que recurre para dar verosimiltud a una iconografía que tiene su origen en el siglo VII, en la caverna del Monte Gárgano. Desde el arte del Renacimiento, es habitual representarlo con loriga romana, caso de la obra que nos ocupa; formada, entre otros elementos, por yelmo y coraza. La lanza, junto con la espada, era el arma arrojadiza habitual en el ataque del ejército de Roma.

Si pulsan en el icono que da paso a la noticia, podrán ver más fotografías de una de las creaciones más ambiciosas de Leal Bernáldez, quien, entre otros proyectos, se encuentra realizando los grupos de misterio de las cofradías penitenciales de la Fe (Huelva) y la Sagrada Mortaja (Jerez de la Frontera).