Ecce Homo. Escultura tallada en madera de cedro real y policromada al óleo por el reconocido escultor e imaginero de Lucena (Córdoba). Su destino es una colección particular de Conil de la Frontera (Cádiz).

De tamaño natural, la obra representa el momento en que Jesús es presentado al pueblo después de ser azotado y coronado de espinas. Dicha corona está tallada en el mismo bloque de madera, y como pueden apreciar en las fotografías que acompañan la noticia, la cruenta policromía nos ofrece los distintos tipos de sangre, en cuanto a color y textura, así como las marcas provocadas por las correas de los flagelos.

Este es uno de los temas cristológicos de mayor calidad del artista hasta la fecha, con una figura masculina de marcado carácter pictórico, distinguida también por el metódico tallado y la apostura compositiva.

El perizoma y la clámide, dispuesta a modo de capa, velan el desnudo de un Cristo que aparece de pie y maniatado, reflejando una enorme entereza tras la dureza del castigo y la humillación popular a la que ahora es sometido en el pretorio. Avanza la pierna izquierda sobre una peana que imita lajas, como si estuviera caminando, al tiempo que ladea la cabeza hacia el lado contrario, bajando ligeramente la mirada.