LA COMUNIDAD DE MADRID DECLARA BIC UNAS OBRAS DE FELIPE BIGARNY

13/01/2024


 

 

El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha aprobado esta semana declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) un conjunto de tres elementos escultóricos que formaban parte del sepulcro de don Diego de Avellaneda y doña Isabel de Proaño (siglo XVI), obra de Felipe Bigarny y su taller que estaba en el monasterio jerónimo de Espeja (Soria) y que terminó fragmentado y disperso en manos particulares, aunque también se conservan otros elementos en el Museo Nacional de Escultura, caso de un ángel tenante del ático (imagen superior).

Dicho grupo está compuesto por dos figuras de "putti" (querubines o niños alados) y un sillar con relieves decorativos que formaban parte del sepulcro. Las figuras, datadas entre 1536 y 1543, están realizadas en alabastro y muestran un trabajo de cuidada técnica, que se refleja en el delicado tratamiento de las superficies pulidas y el detalle de la talla del cabello y los pliegues de los ropajes que visten las figuras. También destaca la incorporación de elementos de la estética renacentista, como la idealización de los tipos, la monumentalidad o la pureza de líneas.

Introductor del Renacimiento en Castilla, Felipe Bigarny (Langres, hacia 1475 - Toledo, 1543), llamado también "El Borgoñón" por su procedencia, se estableció muy joven en Burgos, donde abrió un gran taller de escultura y retablos en madera y piedra. Su gusto por el renacimiento italiano se debe a una estancia en Roma, donde entró en contacto con los maestros de un estilo que siempre estuvo presente en sus obras, repartidas en zonas como Salamanca, Valladolid, La Rioja, Granada, Madrid, Palencia o Toledo, ciudad donde falleció dejando varios proyectos inconclusos.

 

 

Junto a las piezas labradas por el taller de Bigarny, la Comunidad de Madrid ha declarado BIC dos pinturas de Claudio Coello y Luis de Morales. En todos los casos, las obras de arte pertenecen en la actualidad a colecciones privadas y destacan por sus valores históricos y artísticos.

El cuadro de Coello es un boceto de uno de los óleos más importantes que se hicieron en Madrid, la Anunciación con los profetas y sibilas que vaticinaron la llegada del Mesías (imagen superior), del Monasterio de la Encarnación Benedictina (San Plácido). Pertenece a una tipología que tenía un gran auge en el barroco madrileño: los grandes cuadros del altar. En ella, Coello da prueba de su extraordinario dominio de la escala, el espacio, la composición, la perspectiva y el color. Su importancia radica no solo en ser el prototipo para una pintura final, sino en que es, además, un ejemplo de la maestría de su autor para exponer una multitud de figuras con aparato y teatralidad, sin la severidad tradicional, dando lugar a una escenografía colorista y luminosa, con un excepcional sentido del color, teniendo entre sus fuentes Rubens y Tiziano.

Respecto a la obra de Morales, Virgen del Sombrero (imagen inferior), reúne unos valores cualitativos e iconográficos determinantes, conformando una imagen muy característica de la producción del pintor extremeño, uno de los más relevantes de la historia del arte de España. El cuadro aglutina influencias italianas y flamencas, características de la obra de su autor, destacando en especial la delicadeza con que se representan los rostros de la Virgen y el Niño, la pericia técnica con que se definen las transparencias de las cintas del sombrero y la exactitud en el dibujo de la mosca posada sobre la manga de María. En este caso, la obra ha sido restaurada recientemente.

 

 

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