Juan de Juanes

Esta hermosa pintura es una de las grandes obras de Juan de Juanes que, hasta este momento, permanecían en manos de particulares (colección de la marquesa viuda de Mascarell) y que no pudieron ser vistas en sus exposiciones monográficas celebradas en Madrid y Valencia en el año 2000. No obstante, fue una de las piezas que formaron parte de la muestra organizada para celebrar su centenario y, a pesar de no haberse podido contemplar en aquel momento, Fernando Benito Doménech no dudó en incluirla definitivamente en el catálogo de obras del pintor. La oxidación del barniz que cubre la capa pictórica no es impedimento para contemplar su extraordinaria calidad y la gran pericia técnica de uno de los máximos exponentes de la pintura renacentista en España.

El tema representado en la pintura es el Descendimiento de la Cruz, un pasaje que forma parte del ciclo de la Pasión y que se sitúa cronológicamente entre la Crucifixión y el llanto sobre el cuerpo de Cristo muerto. Según las fuentes, Jesús fue desclavado y bajado del madero por José de Arimatea y Nicodemo a quienes vemos representados en las escaleras de las que se sirvieron para llevar a cabo dicha acción. Uno de ellos, vistiendo una túnica roja, sostiene a Cristo por el torso y el otro, dotando de movimiento a la composición, todavía se encuentra bajando por la escalera de la derecha y sujetando uno de los brazos del Redentor. Le asiste María Cleofás, recogiendo con cuidado uno de los brazos de Jesús mientras que San Juan acoge sus piernas en su regazo y la Magdalena, genuflexa, le besa los pies. Postrada en el suelo y con expresión afligida se encuentra la Virgen, que está siendo confortada por María Salomé.

De la procedencia remota de esta pintura nada se sabe, aunque su colorido brillante y luminoso permite situar su fecha de ejecución en la etapa de madurez del artista en la que las tonalidades celestes, rosadas y tornasoladas son frecuentes. Los tipos de los personajes representados son los característicos de su producción, imbuidos en esta obra de un claro tono declamatorio en sus actitudes, expresiones y gestos. Para la representación del cuerpo de Cristo, Juanes se inspiró directamente en la "Lamentación sobre Cristo muerto" de Sebastiano del Piombo que, en el momento en que Juanes pintó esta obra, todavía se encontraba en Valencia formando parte de la colección de Jerónimo Vich.

Esta composición del Descendimiento de la Cruz debió de gozar de un gran éxito en su momento. Esto se justifica por la existencia de otra obra semejante de menor tamaño (85 x 65 cm.) que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Castellón y que perteneció a la colección del Infante don Sebastián Gabriel. Sin embargo, la pintura que presenta Ansorena tiene el interés añadido de que Juanes, siguiendo la tradición medieval, incluyó en los extremos de la composición los retratos de un hombre y una mujer, como donantes, que sin lugar a duda fueron los comitentes de este importante encargo.

Luisa Roldán

Hija del escultor Pedro Roldán, María Luisa Roldán, conocida popularmente como La Roldana, se formó en el obrador paterno, continuando con su profesión y logrando alcanzar una gran fama en su época, como una de las principales figuras de la escultura en las últimas décadas del siglo XVII y los primeros años del XVIII. Su reconocimiento, desde la primera biografía redactada por Antonio Palomino, se ha perpetuado hasta la época actual, tanto por ostentar el privilegio de ser la primera escultora española registrada, como por la extraordinaria calidad plástica que poseen sus trabajos. Su actividad profesional la llevó a cabo en tres ciudades: su Sevilla natal, en la que realizó sus primeras obras en el taller de su padre y, desde que contrajo matrimonio en 1671, ya como escultora independiente; Cádiz, donde se trasladó en 1686 para atender diferentes encargos para la corporación municipal y el cabildo catedralicio; y, por último, Madrid, en la que residió hasta su fallecimiento en 1706 y trabajó como escultora de cámara para los monarcas Carlos II y Felipe V.

Esta delicada pieza en terracota policromada representando el Éxtasis de Santa María Magdalena, pertenece a esta última etapa de su producción (hacia 1696), desarrollada en la Corte, en la que Luisa Roldán realizó un notable conjunto de grupos devocionales en barro cocido conocidos popularmente como "alhajas"; una nomenclatura que ya se empleó en su época por los rasgos formales de carácter preciosista que caracterizan a este tipo de obras, similares a los de las joyas o adornos. La obra, procedente de una colección particular, fue dada a conocer hace algunos años, cuando fue publicada en la revista Ars Magazine, por el doctor Alfonso Pleguezuelo, quien la puso en relación con el ejemplar que, con el mismo tema, se conserva en la Hispanic Society de Nueva York. Las dos esculturas son similares en su exquisito y pormenorizado tratamiento, pero presentan entre ellas una diferencia evidente: el número de personajes, ya que en el ejemplar americano son dos ángeles mancebos los que asisten a la santa en su tránsito místico, mientras que en éste sólo hay uno; un hecho que obligó a la escultora a modificar ligeramente la posición de algunas figuras.

Ambas comparten un mismo tratamiento en la policromía de las carnaciones y una misma paleta cromática delicada y acompasada que es común al resto de conjuntos conocidos de la autora de estas características. En ellos emplea pinceladas de oro líquido, como en las cabelleras de algunas figuras o en ciertos tejidos con el objetivo de dotarlos de una mayor suntuosidad. Los elementos que conciernen al paisaje en el que se desarrolla la escena, en contraposición, reciben un tratamiento mucho más naturalista en el que se emplean diversos matices de gamas ocres y sombras. Su fino modelado y el delicado tratamiento que impregna toda la composición convierten a esta "alhaja" de Luisa Roldán, obra declarada inexportable, en una pieza especialmente atractiva para el coleccionismo, ejemplo del talento de esta célebre escultora y de su gran destreza y sensibilidad.

Santiago Rusinyol

Este óleo sobre lienzo costumbrista del pintor catalán se halla firmado en el ángulo inferior derecho. Se titula La font del Gat. Montjüic, suburbio de Barcelona y sus dimensiones son 95 x 130 centímetros. En 1887 figuró en la exposición realizada por su autor en la Sala Parés, con el título "Estudio de Montjüic", y en 1981 en la monográfica que dicho espacio expositivo dedicó a la figura de Rusinyol (Barcelona, 1861 - Aranjuez, Madrid, 1931).

María Moreno

La obra Ventana II (1972), realizada en grafito sobre papel, se halla firmada y fechada en el ángulo inferior derecho por la pintora realista madrileña (1933-2020). Ha estado en colecciones particulares de Madrid y Hamburgo, donde estuvo expuesta entre noviembre y diciembre de 1977 en una muestra dedicada al realismo español.

Christofle

Estas son algunas de las piezas del servicio de mesa que la platería Christofle realizó por encargo del duque de Santoña como ajuar de mesa. Para realizarlo se emplearon 400 kilos de plata según noticias de la época y en su ejecución participaron importantes escultores del momento.

Algunas de las piezas del conjunto se detallan en las crónicas de la Exposición Universal de 1878, donde fue expuesto, y son "El Triunfo de Anfítrite", pieza central del conjunto realizada por Antonin Mercie y Mathurin Moreau, "La pesca marítima y fluvial" de Ernest-Eugène Hiolle, "Europa y Asia" y "África y América", dos jardineras (la primera la que Ansorena ofrece en esta licitación) de Jules-Isidore Lafrance, y "Las estaciones", que conformaban dos candelabros realizados por Jean Gautherin. También diversos tritones y nereidas como los tres que se presentan en este lote.

De la importancia, belleza y grandiosidad del conjunto habla el hecho de que fuera cedido para el banquete del rey Alfonso XII y María de las Mercedes de Orleans en enero de 1878.

Jacinto Barlés

Discípulo de Simón Gómez, el pintor barcelonés Jacinto Barlés se trasladó a París a los catorce años fijando allí su residencia y acudiendo como discípulo a la academia de Alexandre Cabanel. Obtuvo diferentes premios de dibujo y pintura y se especializó principalmente en la pintura de historia.

Buena parte de la producción de Barlés se conserva en Francia pero algunas obras suyas fueron presentadas en la Sala Parés de Barcelona como es el caso de esta monumental Zenobia, última reina de Palmira (óleo sobre lienzo, 200 x 130 cm, 1886), así como "Salomé" o "Herodías"; siguiendo la temática de moda en la época que gustaba mostrar a estos personajes de la Biblia y las fuentes clásicas como una "femme fatale", cargada de belleza y sensualidad.

Jacinto Barlés falleció con tan solo veintitrés años de edad. El Museo de Perpiñán (Francia) conserva entre sus fondos dos obras suyas: "El amor de la noche" y "Las dos estrellas".

Joaquín Sorolla

Titulado Contraluz. Mujer regando (hacia 1900-1902), este óleo sobre lienzo (63,3 x 38,5 cm) firmado en la parte inferior derecha con la inscripción "J. Sorolla". Obra probablemente realizada en un patio de las casitas del barrio de Cabanyal, de Valencia. Esta obra se incluirá en el catálogo razonado en preparación por Blanca Pons-Sorolla sobre el artista.