JAN VAN EYCK: GRISALLAS
12/11/2009
La exposición nº 23 de la serie Contextos, de la Colección Permanente del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, está dedicada a una de las joyas que alberga el Museo y que es también uno de los ejemplos más importantes de pintura en grisalla: el Díptico de La Anunciación de Jan van Eyck. Muy extendida y apreciada a finales del siglo XIV y en siglos posteriores, la técnica conocida como grisalla está basada en la aplicación graduada de un único color, generalmente gris o algún color neutro, utilizando el modelado por sombras, con lo que se produce un efecto de relieve escultórico. Junto a la obra maestra de Van Eyck, la exposición reúne representaciones en grisalla de la Baja Edad Media, tanto dibujos como pinturas, marfiles, miniaturas y textiles. El objetivo es mostrar una panorámica del uso de esta técnica a lo largo de los siglos XIV y XV, así como presentar un completo estudio de sus implicaciones artísticas, sociales y funcionales, no sólo gracias al selecto conjunto de piezas reunido en la sala de exposición del Museo Thyssen-Bornemisza, sino también, de forma muy destacada en este tipo de exposiciones, a través de los ensayos publicados en el correspondiente catálogo. De entre las obras cedidas de forma excepcional para la muestra -todas ellas préstamos muy singulares ya que se trata de piezas de gran valor y que precisan de condiciones especiales, tanto para su traslado como para su exposición al público-, destaca la tabla Santa Bárbara de Jan Van Eyck, una obra maestra que en muy contadas ocasiones ha salido de las salas del Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes (Bélgica) y que por primera vez se presenta en nuestro país, así como otras dos tablas fundamentales que forman La Anunciación de Hans Memling, procedente del Groeningemuseum de la ciudad belga de Brujas. Destaca, igualmente, el conjunto de manuscritos que se ha logrado reunir en la muestra, entre los que se incluyen magníficos ejemplares con algunas de las mejores iluminaciones miniadas en grisalla que se conservan. El término "grisalla" procede de la palabra francesa "gris", que significa "pintura en tonos grises", y tradicionalmente, se utiliza por los especialistas en historia del arte para designar las representaciones monocromáticas surgidas a partir del siglo XIV, aunque su uso con el significado actual -exclusivamente, pintura en tonos grises- no aparece documentado hasta el siglo XVII, momento de máximo apogeo de la técnica en los Países Bajos. En los siglos XV y XVI se utilizaban otros términos para designar este tipo de obras, tales como "de noir et de blanc" ("de negro y de blanco"), "color lapidum" ("pintura de color piedra"), etcétera. En la Baja Edad Media se consideraba una categoría creativa independiente y su uso aparece en una gran variedad de soportes y técnicas, desde la pintura mural o al fresco, hasta pinturas sobre tabla, lienzo, textiles o cristal, miniaturas, dibujos... Se trataba además de una técnica enormemente valorada, pues se consideraba más próxima al proceso creativo del artista y por lo tanto, muy adecuada para lucir su talento y virtuosismo. |
Como ya se ha dicho, las grisallas tardo medievales no son exclusivamente pinturas en tonos grises sino que el término engloba también lo que se conoce como "semigrisalla" o representaciones monocromáticas realizadas con una gama tonal muy reducida, con frecuencia acompañada de un uso puntual de colores más intensos -azules o rojos- o del oro, sobre todo en los fondos; con ello se lograba un mayor efecto de contraste, destacando las carnaciones de las figuras o la apariencia escultórica de las mismas. Existen fundamentalmente en esos años dos tipos de representaciones en grisalla: los trabajos pictóricos que pretenden imitar esculturas en color piedra -habitualmente, obras sobre tabla- y las grisallas frecuentes en las miniaturas. En el primer grupo, destacan las imágenes de esculturas simuladas adornando la parte exterior de las hojas de retablos y trípticos, muy frecuentes en la tradición de la pintura flamenca y, a partir del último tercio del siglo XV, con gran difusión también en las escuelas francesa y alemana. Se trata normalmente de composiciones bastante sencillas que representan en muchos casos la escena de la Anunciación o estatuas de santos, situadas sobre sus basamentos dentro de sus correspondientes hornacinas, todo ello pintado, por lo que pueden considerarse ejemplos tempranos de la pintura de trampantojo. El segundo grupo, el de las miniaturas, se caracteriza principalmente por el uso exclusivo de la técnica de la grisalla para representar las figuras, destacándolas de este modo de los coloreados fondos y detalles no figurativos de los espacios o interiores en los que aparecen representadas: elementos del paisaje, edificios, altares, tronos y un largo etcétera. El resultado de esta técnica, además de resaltar el efecto de la grisalla, es acentuar la plasticidad de las figuras y su carácter artificial. Desde mediados del siglo XIV el uso de la grisalla en los talleres parisinos de miniaturistas para iluminar los manuscritos se generaliza, gozando de gran popularidad entre la alta sociedad francesa, destinataria principal de este tipo de libros de crónicas, tratados religiosos o devocionarios. El Libro de Horas que el rey de Francia Carlos IV regaló a su esposa Jeanne d’Evreux entre 1324 y 1328, iluminado por el maestro parisino Jean Pucelle, se considera el arranque de esta nueva modalidad, anticipando muchos de los rasgos característicos de las grisallas posteriores no sólo de la iluminación de libros, con numerosos seguidores entre los miniaturistas del siglo XIV, sino también del uso de esta técnica en la pintura sobre tabla y lienzo. En el capítulo de la iluminación de libros, la muestra Jan van Eyck: Grisallas reúne ejemplos destacados de los principales miniaturistas del momento, tanto franceses como procedentes de los Países Bajos: Jean Le Noir, Jan Baudolf, Jean d’Orleans, los Maestros de las Grisallas de Delft, Simon Marimon, entre otros artistas. La exposición incluye también un pequeño grupo de esculturas que permite comparar la representación figurada de piezas escultóricas en pintura con ejemplos coetáneos tallados en piedra y, por último, una mitra decorada con tinta china sobre seda blanca como muestra del uso de la grisalla sobre textiles. |
Hasta el 31 de enero de 2010 en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (Paseo del Prado, nº 8)
Horario:
martes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas; 24 y 31 de diciembre de 2009, de 10:00 a 15:00 horas.
www.lahornacina.com