La última creación del artista sevillano es una efigie de Jesús con la cruz a cuestas, tallada en madera de cedro a tamaño natural, anatomizada completamente y policromada al óleo de manera tradicional.

Esta imagen está inspirada en la frase de Jesús "Yo soy el camino, la verdad y la vida", recogida en el Evangelio de San Juan (Jn 16 4). Dicha leyenda reza en latín en un pergamino labrado en el frontal de la peana.

El carácter simbólico de la escultura está representado por la verdad de Jesucristo como Hombre y Dios. Su camino es un terreno abrupto de rocas compuesto en una pendiente. Por otra parte, la vida se halla simbolizada por el fértil verdor y el agua que mana por donde pisa el Nazareno.

En esta interesante obra sacra se puede apreciar el equilibrio entre los criterios escultóricos, casi profanos, conjugándolos con la estética propia de la imaginería procesional.

La imagen posee gran realismo y naturalidad. Ambos caracteres se pueden apreciar en su cuidada composición, en el bello modelado y en una policromía que permite apreciar todos los detalles del suplicio.