Frente a otras representaciones de la santa, en las que aparece con una edad más avanzada y vestimentas que recuerdan a los hábitos religiosos, esta imagen se presenta como una dama romana, en pie, joven, con facciones dulces y -como explicó el propio Martínez Rodríguez en la ceremonia de bendición, que tuvo lugar el pasado viernes, 27 de agosto-, debido a su ubicación en una hornacina cercana a la puerta del templo, provista de una pose enérgica y una actitud dialogante con los fieles que entran a su interior.

La santa viste una túnica interior ("subucula") blanca con mangas, que son las partes que permiten constatar su presencia. Sobre ella, una "stola" o túnica exterior de tonos verdosos, ceñida en la cintura por el "patagium", un accesorio en la moda femenina considerado como muy elegante y que denotaba el status social y económico de la dama que lo portaba. Sobre la "stola", la "palla" o manto de color púrpura (tinte que en aquella época también dejaba ver la posición económica y social de la persona que lo poseía), ribeteado con una orla dorada, que, en este caso, parte desde los hombros, particularmente desde el derecho, y envuelve la imagen recogiendo un pliegue en la cintura gracias al "patagium". Sobre la cabeza, cubriendo los hombros, cruzándose los extremos a la altura del hombro izquierdo y descendiendo hasta la cintura, un velo blanco.

Como dama provista de una cierta posición social, Santa Mónica no aparece descalza, sino calzada con unas sandalias que dejan al descubierto los dedos de sus pies. Por el momento, la imagen carece de otros elementos añadidos, tales como un resplandor a modo de presea o similares.