Dos simulacros en madera para vestir de San Juan Evangelista, relacionados con las famosas procesiones de la Semana Santa de Sevilla, se encuentran estos días en proceso de restauración en el obrador del escultor e imaginero hispalense Juan Manuel Miñarro López, situado en la calle Viriato de la capital.

Uno de ellos es el que forma parte del grupo escultórico de la Hermandad de la Sagrada Mortaja. Dicha imagen, como casi todas las del misterio, ha sido atribuida por Federico García de la Concha Delgado y Carlos Jesús Romero Mensaque al escultor e imaginero sevillano Pedro Roldán el Mozo (hacia 1700-1713).

La restauración de dicho San Juan, que se prevee concluya a principios del año 2010, ha revelado, entre otros hallazgos de interés, la existencia de varias policromías, y ha permitido la recuperación de la encarnadura original, que es de tonos marfileños y no aceitunados como hasta ahora veíamos en la talla del apóstol.

La otra efigie de San Juan Evangelista es obra moderna del artista hispalense Antonio Castillo Lastrucci (1924), con manos de Antonio Eslava (1956), y pertenece a la Cofradía del Dulce Nombre. Su intervención se dirige principalmente al saneamiento y rescate de la policromía original, oculta bajo dos repintes posteriores.