NUEVA OBRA DE PABLO CORBALÁN
01/05/2024
Santa María Magdalena, titular de la cofradía de Semana Santa recientemente fundada para dar culto y procesionar a la santa en Santomera (Murcia), compuesta exclusivamente por mujeres. La talla representa a la Magdalena según la línea iconográfica plasmada a lo largo de la historia del arte. Sujeta contra su pecho el frasco de perfumes, elemento que nos lleva al pasaje de la unción en Betania que recogen todos los evangelistas. Dijo Judas Iscariote: "¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?", a lo que Jesús respondió: "Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura". Con su larga cabellera se dice, también en los evangelios, que secó los pies al maestro. Otro elemento identificativo es la lágrima, por su papel como una de las "santas mujeres" dentro del ciclo pasionista de Cristo. La figura de la santa de Magdala es muy importante para los católicos. Grandes autores como Rabano Mauro o Tomás de Aquino ya la denominaron "apóstola de los apóstoles", aunque no sería hasta 2016 cuando la Santa Sede también la reconocería como apóstol, reivindicando su papel en la Iglesia y recordando que es una de las figuras que más se repiten entre las seguidoras de Jesús, figurando no solo al pie de la cruz, sino también como la primera persona que ve a Cristo resucitado, quien le dijo "Vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios", lo que la convierte también en la primera divulgadora de la Resurrección, primer misterio de la fe cristiana. La simbología de los colores que viste en su indumentaria también es destacable: el morado simboliza la pasión de Jesús y la penitencia, el amarillo/dorado es el color de la gloria de la luz que alude a su estatus de santa, y detalles como el fajín y las sandalias de tonos verdosos remiten a la esperanza de la vida después de la muerte. En cuanto a la dimensión material de la obra, es imagen de vestir a tamaño natural, tallada en madera de cedro real del Canadá con policromía al óleo, acabados al pulimento, lágrimas de cristal y pestañas de pelo natural. Detalles como el pelo rojizo, la tez redondeada o la colocación de elementos como la toca sobre los hombros y las arracadas dieciochescas, son señales de las representaciones llevadas a cabo por la Escuela murciana de escultura desde el siglo XVIII. Compositivamente, vemos un acentuado contraposto lleno de elegancia, dinamismo y fuerza, acorde con los aspectos psicológicos plasmados en los evangelios, que la muestran como mujer valiente, agradecida y de fe inquebrantable. La Magdalena muestra un gesto dulce entre el dolor y la incredulidad. Aprieta el frasco de perfume de nardo contra su pecho, en un intento de salvaguardarlo, mientras extiende grácilmente su mano derecha. Por su espalda cae una larga y rizada melena, tallada también en el mismo bloque de madera. Santa María Magdalena aparece de pie, sobre peana barroca enriquecida con pan de oro. El nimbo y el frasco de perfumes son piezas de orfebrería datadas en el siglo XIX. |
Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.
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