Atado a la Columna

El artista madrileño presenta dos nuevas versiones de la iconografía del Atado a la Columna. Con este mismo pasaje sacro se presentó por primera vez en La Hornacina el pasado 29 de febrero de 2016. A Santiago Nuevo Peña le gusta insistir en las posibilidades plásticas de un mismo tema -que está, además, muy de moda en la imaginería de los últimos años- y ya están en marcha dos versiones más.

Las dos figuras son de pequeño formato y han sido labradas en terracota policromada al óleo. En la primera interpretación, con Jesús arrodillado, el autor se recrea en la potencia plástica, casi renacentista, de la contención del gesto. En su opinión, belleza física equivale a superioridad moral, constituyendo ello un ejercicio anacrónico que le apetecía desarrollar. La segunda versión, opuesta a la primera, desata un mayor arrebato del gesto. Prima en este caso la construcción escultórica del volumen envolvente sobre la columna.

Piedad

La idea de Nuevo Peña (Madrid, 1968) es ir desarrollando un lenguaje que entronque con la nuevas corrientes figurativas del siglo XXI. Ello también concurre en la Piedad, una pieza que comparte con las anteriores materiales y dimensiones. Iconográficamente se acerca a los patrones de la pintura barroca aunque el artista moderniza la técnica para hacerla más cercana a los rompedores modelos del siglo XIX.

El autor imita un poco lo que sería una talla de piedra en una creación en la que Jesús parece ser absorbido por el seno materno, como si la Madre en su afán protector pese al aparente triunfo de la Muerte, quisiera revertirlo en sus entrañas al modo que lo tuvo durante el tiempo de la Expectación del Parto. El bloque escultórico, muy compacto, al final ha decidido dejarlo sin pátina para que salga con más evidencia la luz de las carnaciones.