La última creación del escultor sevillano es una pareja de ángeles lampareros en madera para el altar mayor del Santuario de la Reina de los Ángeles, patrona de la localidad onubense de Alájar. La iglesia es una construcción original de los siglos XV-XVI que ha sufrido numerosas modificaciones posteriores.

Este tipo de ángeles, tradicionales del barroco, iluminan los presbiterios y las capillas de los templos. Llevan lámparas que antaño eran siempre de cera o aceite y hoy también son eléctricas. Suelen estar adosados a los lados del altar simulando el vuelo alrededor del mismo, de ahí el marcado movimiento de sus prendas.

En el presente caso, ambas tallas están muy vinculadas a la advocación de la Virgen titular y llevan cascos con un diseño heredado de la Antigua Roma. El casco, elemento más propio de los arcángeles, supone un símbolo de su pertenencia a las milicias celestiales. Cada figura mide unos 120 cm de altura.