En fechas recientes, Enrique Salvo Rabasco, licenciado en Historia del Arte y titulado superior en Restauración de Bienes Culturales, ha concluido la restauración de tres esculturas sacras.

Por un lado, tenemos este conjunto de Niño Dios, nube y peana, realizados en madera tallada, dorada, estofada y policromada. Por su morfología, el Niño podría ser relacionado con la producción de Juan de Mesa en el siglo XVII, si bien el resto de elementos parece de posterior cronología dieciochesca, centuria en la que, posiblemente, la imagen fue retocada. Las potencias son también del XVIII.

El Niño presentaba un estado de conservación bastante precario, con mucha suciedad acumulada, barnices y acabados muy virados, así como faltas de policromía y aparejo y deterioros estructurales. La restauración ha consistido en revertir todos esos deterioros, devolviendo el conjunto a su esplendor primigenio.

Por otro lado, tenemos este crucifijo de unos 85 cm de altura, catalogado como obra de escuela castellana del siglo XVII, propiedad del sacerdote Francisco Aurioles de Gorostiza. También está realizado en madera tallada y policromada, si bien en este caso presenta detalles dorados y estofados.

Los procesos de limpieza realizados por Salvo Rabasco sacaron a la palestra una gran riqueza cromática en la imagen, cuya advocación es Cristo de la Vera+Cruz, incluyendo elementos dorados.

Por último, esta imagen vestidera de San Juan Evangelista, perteneciente a la colección de Álvaro Perogil Galianez. Es una obra en madera tallada y policromada de la Escuela antequerana del siglo XVIII, representada en el ciclo de la pasión y muerte del Maestro. Al igual que el crucifijo, se encuentra en Málaga y presentaba un avanzado estado de deterioro, fruto del abandono, con las tonalidades muy viradas.

La restauración de ambas piezas ha implicado no solo su recuperación estética, sino también su consolidación estructural. Tras una limpieza que rescató una variada paleta cromática, se llevó a cabo la reintegración matérica, con estuco tradicional, así como la reintegración pictórica y la aplicación de un barniz de protección final frente a los diversos agentes de deterioro medioambientales.