El pasado 2 de septiembre fueron devueltos al culto público los titulares de la cofradía onubense del Cautivo, tras finalizar su restauraciones por las jóvenes profesionales Ana Beltrán Ruíz y Verónica García Piedad.

La intervención, realizada con criterios científicos de conservación durante los meses de julio y agosto de 2005, para lo cual se ha habilitado como improvisado taller la propia capilla de la hermandad, ha consistido fundamentalmente en una exhaustiva limpieza de la policromía para ambas imágenes.

En el caso concreto del Cristo Cautivo, han sido también restañadas una serie de grietas repartidas por la zona de la cabeza, hombros, espalda y piernas; así mismo, se han reforzado los sistemas de fijación de los brazos y el anclaje de la escultura a su peana, y se le han retirado varios elementos metálicos de su interior.

Respecto a la Dolorosa de la Misericordia, se le ha ejecutado un nuevo candelero interno ante el mal estado del anterior, que hacía peligrar la estabilidad de la obra, y se han eliminado grietas y desperfectos, provocados al vestirla, por la zona del busto y el nacimiento del cabello.

La actual imagen del Cristo Cautivo es el resultado de una remodelación efectuada por el tallista e imaginero Francisco Márquez Domínguez (1995) sobre una talla de Antonio León Ortega (1985), a la que tres años antes había labrado un nuevo juego de manos. Dicha intervención, con la que un sector de sus devotos no estuvo de acuerdo, causó cierta polémica entre la crítica cofrade del momento, al suponer el retallado de la última obra que había salido de las manos del artista ayamontino.

En cuanto a la Dolorosa, fue realizada por Enrique Pérez Saavedra (1984), discípulo de León Ortega, habiendo sido intervenida por su autor en dos ocasiones (1992 y 1998) para modificar la expresión de su mirada.