San Juan Evangelista o Juan el apóstol, cuyo nombre hebreo era Yohanan, fue, según la Biblia, un discípulo de Cristo nativo de Galilea, hermano de Santiago el Mayor e hijo de Zebedeo. Era pescador de oficio, como otros apóstoles, y junto a su hermano Santiago, Jesús lo llamó "hijo del trueno" por su gran ímpetu.

Precisamente ese ímpetu y gallardía le llevaron bajo la cruz, junto a María, madre de Jesús, siendo testigo de excepción de la entrega del Hijo del hombre a través de la crucifixión. No desfalleció en ningún momento y, tras la resurrección del maestro, junto a Simón Pedro vio el sepulcro vacío. Con una experiencia de ese tipo no podía ser menos que uno de los pilares de la Iglesia, como así lo atestigua Pablo de Tarso.

Desde muy antiguo su fiesta se celebra el 27 de diciembre, aunque es en las celebraciones de la Semana Santa donde adquiere una mayor relevancia con esa doble vertiente de apóstol y evangelista, privilegiado testigo de lo ocurrido, adelantándose en el camino para ver lo que ocurre mientras toma constancia de cada suceso.

Con esta imagen del santo para la hermandad onubense del Santo Cristo de la Misericordia, el escultor e imaginero sevillano Esteban Sánchez Rosado busca una obra de gran expresividad y unción religiosa gracias en parte al carácter afectado del gesto y las manos por la pervivencia del influjo barroco.

De tamaño natural (170 cm), tallado en madera de cedro, orienta su mirada a la de la dolorosa, pues aunque de momento se quedará en el culto interno, está previsto que dicha corporación de penitencia lo procesione bajo palio junto a su titular mariana, María Santísima de la Concepción. Tradicionalmente, este santo aparece como joven e imberbe, ya que desde tiempo inmemorial se le tiene por el menor de todos los apóstoles de Jesús.