Esta figura angélica, ubicada en la parte frontal del trono del Nazareno de Viñeros (Málaga), ha sido concebida como Alegoría del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Labrada en madera dorada y policromada con un carácter decididamente andrógino, mide 84 cm de altura y 75 cm de anchura, tomada de ala a ala.

Representado en movimiento descendente, bajando de las alturas, nos muestra el símbolo eucarístico más importante, la Custodia, y nos la indica en contraposto compositivo, con la mano derecha, en la que queda también sujeta una filacteria que envuelve casi por completo la efigie, acompañando su línea serpentinata.

En la filacteria reza un fragmento del Evangelio de San Juan: QVI MANDVCAT MEAM CARNEM ET BIBIT MEVN SANGVINEM HABEAT VITAM AETERNAM ET EGO RESVCITABO EVM IN NOVISSIMO DIE (El que come de mi cuerpo y bebe de mi sangre tendrá vida eterna, y yo le resucitaré el último día).

Llegando a tierra, el ángel custodio pisa unos racimos de uvas, las cuales son el emblema de la popular archicofradía de Viñeros como símbolo de la sangre derramada por Jesús en su proceso de redención salvífica. Las uvas aparecen recogidas en un cesto de mimbre, que sirve a su vez de basamento de la escultura.