Como les informamos el pasado 1 de diciembre (ver enlace), con la iniciativa navideña Un Nacimiento de La Roldana, el Museo de Bellas Artes de Sevilla expondrá a partir de mañana, por primera vez, este Nacimiento realizado por Luisa Ignacia Roldán (Sevilla, 1652 - Madrid, 1706), apodada La Roldana e hija del afamado escultor Pedro Roldán. Se trata de un grupo escultórico que destaca por su calidad y conservación.

Los rasgos estilísticos indican que pertenece a la etapa andaluza de la autora, anterior a su traslado a la Corte madrileña, entre 1670 y 1689. Talladas en madera de cedro, las pequeñas figuras muestran la capacidad de la escultora para trabajar materiales diversos, como también manifiestan sus grupos en terracota. Su destreza y sensibilidad para plasmar las expresiones y los sentimientos queda reflejada en los rostros de las figuras.

La obra, conservada en una colección particular de Sevilla, es de reducidas dimensiones, alcanzando una altura máxima de 24,3 cm. El bello estofado de las vestiduras es el original y debió realizarlo Tomás de los Arcos, cuñado de la artista y encargado en el taller de estas tareas.

El misterio, formado por la Virgen María y San José adorando al Niño Jesús, se ha conservado hasta hoy junto con un paje, que pertenecería a una comitiva de Reyes Magos. Es probablemente el único cortejo que se conoce de la autora y que se conserva en el Museo Nacional de Escultura (Valladolid). Ambos grupos, el misterio y el cortejo, tienen su origen en colecciones particulares sevillanas y la semejanza entre ellos indica que formaban parte del mismo conjunto.

El mencionado desfile es precedido por un heraldo, cuyo caballo fue modelado posteriormente en barro por José de Cárdenas en 1727. Le siguen cuatro séquitos: el del rey Melchor, vestido a la romana, está formado por un paje y un heraldo montando un unicornio; el del rey Gaspar, representado a la turca, va con dos sirvientes; por último, el rey Baltasar, de raza negra siguiendo la tradición, cabalga sobre un dromedario, como su heraldo, seguido por numerosos pajes.

El cuarto grupo ha sido identificado como el del mítico rey de Tarsis. Sus anacrónicas vestiduras se asemejan a las de la época del monarca español Felipe II, glorificado entonces como el nuevo Salomón. Textos como los de fray Juan de Pineda y fray Gerónimo de la Concepción, identificaban el sur de España, en concreto la zona de Cádiz, con Tartessos, el mítico reino que ayudó a Salomón a construir el templo de David, buscando así argumentar así el origen bíblico de la monarquía española.

Los Belenes o Nacimientos escenifican y celebran el nacimiento del Niño Jesús, costumbre extendida por Europa desde la Edad Media que perdura en los países católicos. Este género popularizó la fama de Luisa Roldán, conservándose en el ámbito sevillano algunos de los que realizó.

Luisa Roldán realizó su aprendizaje en el taller paterno, donde llegó a ser su discípula más aventajada. Como era frecuente en el medio artístico andaluz, los miembros de la familia participaban desempeñando alguna labor para asegurar la continuidad de los encargos. En este entorno se forjó la vocación profesional de la escultora, en una época en la que el acceso de la mujer a las artes estaba condicionado por el marco social imperante. Allí trabajaba el escultor Luis Antonio de los Arcos con quien contrajo matrimonio a los diecinueve años de edad, a pesar de la oposición paterna, y desde entonces establecieron un taller independiente.

Dada la dificultad que tenían las mujeres para firmar encargos, la producción de Luisa Roldán queda vinculada a la de su marido Luis Antonio, a pesar de ser un escultor de calidad inferior. Con ellos trabajaba el hermano de éste, Tomás de los Arcos, dedicado, como hemos dicho, a tareas de dorado y policromía.

Las obras de este periodo sevillano reflejan aún el estilo paterno, si bien la artista ya muestra rasgos personales como una delicada sensibilidad para expresar sentimientos y actitudes naturales, la soltura técnica de la talla, el equilibrio de los volúmenes y las particulares facciones de los personajes.

En 1687 Luisa Roldán y Luis Antonio de los Arcos abandonan Sevilla para instalarse en Cádiz, donde su producción evoluciona, alcanzando formas más complejas y dotando de mayor expresividad a las figuras.

Hacia 1689 el matrimonio se encuentra establecido en Madrid, donde en 1692 Luisa Roldán se convierte en la primera mujer nombrada Escultora de Cámara de Carlos II, designación que se repetirá bajo el reinado de Felipe V, hasta su fallecimiento en 1706. La Roldana es una de las personalidades más destacadas de la escultura barroca española, reconocida ya por sus contemporáneos.