RESTAURADO EL RETABLO DE SAN JOSÉ EN LA CATEDRAL DE SEVILLA
03/11/2024
Estado inicial y final |
Dentro de la continua labor de conservación preventiva llevada a cabo por la Catedral de Sevilla sobre el conjunto de sus bienes muebles, se ha llevado a cabo la intervención de restauración integral sobre el retablo de San José y su conjunto escultórico, ubicados en la capilla con el mismo nombre. El conjunto escultórico, desde el momento de su creación, hace ya dos siglos, acumulaba las alteraciones propias de su exposición a los agentes de deterioro habituales. Además, aprovechando la ocasión, se ha adecentado su retablo, centrándose en una actuación más limitada, enfocada a su mantenimiento y conservación preventiva. Ubicado en la nave lateral sur, se encuentra este retablo constituido por una arquitectura de estilo neoclásico compuesta de mármoles polícromos y ágata en combinación con elementos metálicos sobredorados. Las esculturas son en madera tallada, policromada y estofada: las principales, San José con el Niño Jesús en brazos, fueron realizadas por el escultor valenciano José Esteve y Bonet, y las laterales, San Miguel y San Blas, por el murciano Giraldo de Bergaz. La realización del retablo de San José se inscribe en la remodelación que se hizo de la capilla homónima, que, a su vez, está relacionada con la construcción de las dependencias del ángulo suroeste de la catedral hispalense. En la capilla había en un principio varios retablos; el mayor, dedicado a San José, estaba ubicado en su muro sur y ocultaba la ventana. Los criterios generales de intervención se han centrado en un proceso riguroso dirigido a conservar y hacer legibles los valores de los bienes sobre los que se ha actuado. De esta manera, se ha consolidado estructuralmente ya que presentaba grandes aberturas de los ensambles devolviéndole así la estabilidad. Se han repuesto parte del soporte que estaba perdido; como algunas falanges de los ángeles, fragmentos de alas, globo ocular, etcétera. Igualmente, se han eliminado intervenciones anteriores que desvirtuaban el cromatismo original de la obra. En cuanto al retablo, se ha llevado a cabo una limpieza generalizada en los diferentes materiales y en las piezas del ático. Finalmente, se ha atacado un problema de disgregación en una zona puntual aplicándole consolidante y procediendo al relleno de la zona perdida reconstruyendo su volumen. Esta intervención, llevada a cabo por el equipo de la restauradora Patricia Iglesias Orta, se ha desarrollado durante cinco meses, correspondiendo a la restauración integral de la escultura principal de San José y a la limpieza y tratamiento de conservación del retablo y esculturas secundarias de San Miguel y San Blas. |
Estado inicial y final (detalle) |
El retablo de San José no solo supuso la implantación del neoclasicismo en la catedral, también fue modelo de otros retablos. Su construcción no debe interpretarse solo como un triunfo de la Academia de San Fernando, sino también como un cierto hartazgo de las formas barrocas en el último tercio del siglo XVIII por parte del Cabildo Catedralicio, unido a una inclinación por las neoclásicas que fue creciendo conforme pasaban los años. Prueban dicha inclinación las obras realizadas en el templo entonces: la monumental reja de la Capilla Real, trazada por Sebastián van der Borcht, o la caja del reloj de la tribuna del brazo sur del crucero, que debió trazar Miguel Núñez. En ambas hay una apuesta por el clasicismo, a lo que hay que sumar la participación de Miguel Fernández y Francisco Sabatini en la reforma del Sagrario en 1779. El retablo es de estilo neoclásico, compuesto de mármoles polícromos y ágata en combinación con elementos metálicos sobredorados. Sus esculturas principales están realizadas en madera, polícromas y estofadas o enmarmoladas; es decir, de madera pintada de blanco, simulando mármol. En cuanto al autor material del retablo, el archivo de la Catedral pone de manifiesto que fue Manuel Núñez, quien ideó la reforma de la Capilla de San José, lo que pasaba por eliminar sus antiguos retablos, aligerando el peso soportado por su cripta, y reparar sus muros. A ello se unía la realización de su solería y de un nuevo retablo en piedra y bronce. Núñez compró los materiales con los que se hizo la obra. Esta labor y su construcción, eran cometidos propios del maestro mayor del templo, quien los llevó a cabo entre 1799 y 1801, justo antes de morir a comienzos de 1802. Las trazas del retablo fueron realizadas en 1799 por Juan Pedro Arnal cuando era director de Arquitectura en la Academia de San Fernando. La nueva imagen titular fue realizada por el afamado escultor valenciano José Esteve y Bonet, quien recibió en 1801 por ella 7.500 reales. La antigua fue solicitada por un particular para la parroquial de Espera (Sevilla), si bien el Cabildo Catedralicio se lo negó. No es extraño que el Cabildo no quisiese dar el antiguo San José, que no es otro que el famoso ejecutado por Pedro Roldán en 1664, debido a su gran calidad. El murciano Giraldo Bergaz hizo las restantes esculturas: San Miguel Arcángel y San Blas, policromadas, en las calles laterales, y Santa Lucía, Santa Teresa de Ávila, dos ángeles y el tondo con la Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo de Guzmán, enmarmoladas, en el ático. Por su parte, Juan de Escacena se hizo cargo del dorado de las bazas y los capiteles. Esta intervención tiene previsto un tiempo de ejecución de cinco meses, correspondiendo a la restauración integral de la escultura principal de San José y a la limpieza y tratamiento de conservación del retablo y de las esculturas secundarias de San Miguel Arcángel y San Blas. |
Estado final (detalles) |
FUENTES RECIO MIR, Álvaro. "El retablo de San José y la implantación neoclásica en la Catedral de Sevilla", en Laboratorio de Arte, n º 11, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1998, pp. 253-273. |
Proceso de intervención (detalles) |
Fotos: Catedral de Sevilla
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